En un partido cargado de nervios y emociones, Patronato de Paraná terminó de confirmar que su descenso fue una de las mayores injusticias consumadas en nombre del promedio, al erigirse campeón de la Copa Argentina.

El "Patrón" se plantó firme en el Malvinas Argentinas de Mendoza para aguantar el embate de Talleres de Córdoba durante el primer tiempo, y en el segundo salió a disputarle el partido de igual a igual.

El complemento se hizo de ida y vuelta, con peligro en ambos arcos, ya que a las subidas punzantes de los cordobeses, el equipo de Sava respondía con salidas rápidas, pases largos precisos y remates de media distancia.

Con el correr de los minutos, todo parecía encaminado a una infartante definición desde los doce pasos, pero el destino tenía otros planes.

A los 32', uno de los tantos ataques de Patronato parecía diluirse con un despeje corto al que llegaron dos rivales para trabar. UNo de ellos fue Banega, que terminó sacando un remate combado que superó al arquero Aguirre.

Así, el equipo que tras terminar entre los de arriba en la tabla de la Liga Profesional igualmente se fue al descenso, logró la diferencia que debía sostener hasta el final del partido.

Y así lo hizo, con una entereza que le alcanzó para desactivar todos los desesperados intentos cordobeses y hasta para ensayar alguna contra.

Al final, apretado contra su arco, Patronato diluyó el tiempo contra su área y la tensión se volvió desahogo y festejo, cuando Fernando Rapallini sentenció el final del partido y el comienzo de la leyenda.

Patronato, injustamente descendido a la Primera Nacional, luchará para volver a primera, pero también jugará la Copa Libertadores de América y se imprimirá en el pecho una estrella de campeón.

El gol de Patronato