Mononucleosis: cuáles son síntomas y tratamiento

Conocida también como la enfermedad del beso o la gran simuladora, tiene numerosos síntomas y, de manera menos frecuente, puede derivar en complicaciones.
sábado 08 de octubre de 2022
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La mononucleosis infecciosa, conocida también como “enfermedad del beso”, es causada por el virus de Epstein-Barr, perteneciente a la familia de los virus herpes.

Esta enfermedad afecta principalmente a los niños mayores, a los adolescentes y a las adultos mayores. Su incidencia es alta en los meses de primavera.

Se transmite de persona a persona a través de la saliva y el uso compartido de utensilios y vasos. Su período de incubación (el tiempo que pasa entre el contagio y la aparición de los primeros síntomas) es de alrededor de 10 a 15 días, y muchas veces la enfermedad puede pasar inadvertida, de allí su otro sobrenombre: “la gran simuladora”.

 Entre los síntomas más habituales se encuentra el dolor de garganta que produce dificultad para tragar (iStock)

Cuáles son los síntomas más comunes de la mononucleosis

- Odinofagia (dolor de garganta)

- Dificultad para tragar

- Inflamación de las amígdalas

- Cefalea

- Fiebre

- Secreción nasal

- Malestar general (cansancio, debilidad y fatiga)

- Falta de apetito

- Adenopatías (inflamación de los ganglios)

- Sarpullido

 Lo importante, como decimos siempre, es consultar al médico ante la aparición de los primeros síntomas
Pueden existir complicaciones, que son bastante frecuentes, como los problemas hepáticos, inflamación del hígado o ictericia, que es la coloración amarillenta de la conjuntiva ocular y de la piel.

También puede aparecer un dolor agudo y repentino en el costado izquierdo del abdomen en la parte superior, que se debe al agrandamiento del bazo (esplenomegalia).

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Se aconseja cumplir con reposo y evitar realizar cualquier tipo de esfuerzo, pues es importante evitar problemas mayores como la rotura de este órgano, que provocaría un dolor intenso.

Cuáles son las complicaciones más graves, aunque menos frecuentes
- Anemia: disminución de los glóbulos rojos y de la hemoglobina.

- Trombocitopenia: disminución del recuento de plaquetas (responsables de la coagulación).

- Miocarditis (inflamación del músculo cardíaco).

 La administración de fármacos antivirales no disminuye los síntomas (Getty)
No existen ninguna vacuna para prevenir la mononucleosis infecciosa. En caso de estar cursando la enfermedad, se deben evitar los besos y no compartir utensilios por varias semanas, por lo menos hasta que no se registre mas fiebre.

Este virus puede permanecer varios meses en saliva después del alta médica. La infección tiende a desaparecer sin provocar efectos a largo plazo, la mayoría de las personas que tuvieron la enfermedad desarrollan anticuerpos y no suele repetirse.

 La mononucleosis infecciosa, conocida también como “enfermedad del beso”, es causada por el virus de Epstein-Barr, perteneciente a la familia de los virus herpes (Smith Collection/Gado/Getty Images)
Para confirmar el diagnóstico se solicita un análisis de sangre llamado reacción de Paul Bunnelly y un hemograma completo, el cual mostrara los glóbulos blancos elevados y un aumento de la eritrosedimentación, ambos parámetros indican la presencia de un proceso infeccioso.

Cuál es el tratamiento

- Higiene de manos.

- Mantener la hidratación: beber por lo menos 2 litros de agua diarios.

- Reposo absoluto.

- Medicamentos anitifebriles.

- Dieta saludable.

 Para confirmar el diagnóstico se solicita un análisis de sangre llamado reacción de Paul Bunnelly y un hemograma completo (REUTERS/Erin Scott)
La administración de fármacos antivirales no disminuye los síntomas. Lo importante, como decimos siempre, es consultar al médico ante la aparición de los primeros síntomas.

En enero pasado se conoció un estudio dirigido por investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard en los Estados Unidos que vinculó la esclerosis múltiple con el virus de Epstein-Barr.

Esto abre una puerta para desarrollar tratamientos para la esclerosis múltiple, que es una enfermedad progresiva que afecta a 2,8 millones de personas en todo el mundo y para la que no existe una cura definitiva. El trabajo se publicó en la revista Science.