Consejos para prevenir enfermedades en las venas

Entre los síntomas de este trastorno, se encuentra la inflamación de las várices. Para prevenirlo, se recomienda modificar el estilo de vida sin sedentarismo
miércoles 28 de septiembre de 2022
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La flebitis se produce cuando se inflama una vena, generalmente de una pierna. Existen dos tipos: la superficial y la trombosis venosa profunda, generada en los tejidos bajo la piel.

En el primer caso, afecta a venas superficiales, suele ser una dolencia benigna y presentar buen pronóstico. En el segundo, puede llegar a ser un problema grave porque existe riesgo de que se produzca una embolia pulmonar generada por un coágulo de sangre que viaje por los vasos sanguíneos.

Según Fernando Pérez Escanilla, responsable del Grupo de Trabajo de Insuficiencia Venosa Crónica de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la flebitis es una de las complicaciones de la insuficiencia venosa crónica y una enfermedad más frecuente en mujeres (el 63 por ciento de los casos, frente al 35-37 por ciento de los hombres).

Diferencia entre flebitis y tromboflebitis

El doctor Santiago Díaz, miembro del grupo de Enfermedades Cardiovasculares de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), explicó que la flebitis se produce por la inflamación de la pared de la vena, mientras que la tromboflebitis es el mismo proceso, pero con la presencia de un trombo.

“La diferencia clínica es que cuando hay una flebitis la parte de la vena inflamada está roja, caliente y es muy dolorosa, y cuando hay un trombo está muy dura y muy dilatada”, explicó el especialista.

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Qué genera la flebitis

El doctor Rodrigo Rial, presidente del Capítulo Español de Flebología y Linfología de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular explicó que “la trombosis venosa profunda se puede producir tras intervenciones quirúrgicas, enfermedades infecciosas y tumores y son más frecuentes a medida que envejecemos. Las trombosis venosas superficiales se producen, de forma mayoritaria, sobre varices previas”.

En tanto, desde la Semfyc indicaron que la flebitis puede producirse en brazos y manos de las personas ingresadas a un centro de salud por el uso de goteros o al introducir una medicación en las venas de pacientes hospitalizados, mientras que la trombosis venosa profunda también puede aparecer, aunque no es muy frecuente, luego de mantener la misma posición por varias horas durante un viaje.

Síntomas de la flebitis y la trombosis venosa superficial

Los síntomas que pueden aparecer en el caso de las flebitis o de las trombosis venosas superficiales pueden ser varios y, según Pérez Escanilla, se encuentran entre ellos: tumefacción, es decir, la inflamación de las várices y del entorno e hipersensibilidad cutánea a los estímulos de baja intensidad, lo que quiere decir que al tacto es doloroso.

Por su lado, Díaz expresó que, antes de que aparezcan las várices, puede experimentarse en las piernas: pesadez, cansancio, hormigueo, calambres y edema (aumento de tamaño) que mejora con el descanso horizontal.

Estos síntomas suelen empeoran al pasar mucho tiempo de pie y, según dijo Díaz “es frecuente que comience con la observación de que al final del día se nota la marca de la media, ya que poco a poco van produciéndose edemas y eso con los años va a producir que aparezcan las várices”.

Prevención de la enfermedad venosa

La medida más importante para prevenir la enfermedad venosa es la modificación de los estilos de vida, realizando ejercicio físico, evitando el sedentarismo y el reposo prolongado, mientras que, en el caso de personas que estén inmovilizadas por una operación, es conveniente seguir los consejos del médico.

También visitar a un especialista, quien para llegar al diagnóstico, necesitará confirmarlo con un ecodoppler, estudio que permite observar las venas superficiales y profundas.

Entre otras recomendaciones, los especialistas aconsejan:

  • Evitar estar de pie durante largos períodos de tiempo, especialmente en lugares en los que haga mucho calor.
  • Evitar estar sentado durante largo tiempo y, si hay que hacerlo, tener las piernas elevadas, levantarse de a ratos y mover los músculos.
  • Dormir en camas articuladas o en las que la parte de los pies estén elevados para que los tobillos estén por encima de los muslos y del resto del cuerpo.
  • No utilizar ropa muy ajustada.
  • No usar calzado muy plano sino con un pequeño taco.
  • Tener una alimentación equilibrada.
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