El ataúd de la reina Isabel II llegó al castillo de Windsor

En el templo se realiza una última ceremonia, sólo para familiares e invitados especiales. Es uno de los actos más simbólicos. Seguí en VIVO
lunes 19 de septiembre de 2022
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Finalmente, después de 10 días y medio de una oleada de dolor colectivo nunca antes vista, comenzó hoy el gran y largo día del adiós definitivo a Isabel II, The Queen. La reina más longeva, más querida y más conocida del mundo. Y la novedad es que participan del funeral de Estado los bisnietos de Isabel II Jorge y Charlotte, de 9 y 7 años, hijos de Guillermo y Kate, príncipes de Gales.

En una despedida a la altura de ese ícono que fue Elizabeth Alexandra Mary -nacida el 21 de abril de 1926 y fallecida a los 96 años el 8 de septiembre pasado-, todo comenzó a la madrugada de una última noche en la que pocos durmieron.

El ataúd de la reina Isabel II llegó al castillo de Windsor

En la capilla de San Jorge, un lugar habitual de bautizos, bodas y funerales reales, se celebrará en la tarde del lunes un servicio religioso ante unos 800 invitados, un recorte de los 2.000 presentes en la abadía para el funeral.

En los últimos años, esa capilla acogió el enlace entre el príncipe Enrique y Meghan, en 2018, así como el funeral del príncipe Felipe, esposo de la reina, en abril de 2021.

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A las 19.30 (hora local, 18.30 GMT), Isabel II será enterrada junto a los restos de su esposo en la cripta de la capilla.

El féretro llegó a Wellington Arch y fue colocado en un coche fúnebre para ser llevado a Windsor. Los miembros de la familia real están reunidos para presenciar la siguiente parte de la ceremonia.

El arco era la entrada original al Palacio de Buckingham, y más tarde se convirtió en un arco de la victoria que conmemora la derrota del Duque de Wellington contra Napoleón.

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La procesión en el Arco de Wellington

En el evento televisado con más espectadores de todos los tiempos -4000 millones de personas-, los cientos de miles de personas abarrotadas detrás de los vallados colocados en el recorrido de la mega procesión que tuvo lugar después del funeral de Estado en el centro de Londres, agitaban banderitas con la Union Jack. Aplaudían y lloraban.

Ya desde las ocho de la mañana, comenzaron a llegar y tomar lugar en los bancos de la Abadía de Wesminster las 2200 personas invitadas al “funeral del siglo”.

Todos los ojos estaban puestos sobre Jorge y Charlotte, los hijos de los príncipes de Gales, él de traje oscuro, ella de negro, que participaban con rostro triste del funeral de su amada bisabuela. Su hermanito menor, Luis, nacido en 2018, estuvo ausente.

Los chicos se unieron al cortejo cuando ingresó al templo, junto a su madre, Kate, el personaje más popular de los Windsor. Entonces también se sumó la controvertida Meghan, el origen remoto de una ruptura dramática de los dos hermanos, que lucía un sombrero negro para la ocasión, como su concuñada. Aunque la muerte de la reina los volvió a juntar, nadie apuesta a una reconciliación.

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Magníficos coros de la abadía de Westminster, de la Capilla Real y del Palacio de St. James acompañaron el servicio, que la propia reina Isabel quiso que no fuera largo y aburrido, sino corto, esencial, sobrio.

Aunque al arribar el rey Carlos, sus hermanos y sus dos hijos, aparecieron evidentemente emocionados por una procesión acompañada por el tañido fúnebre de las campanas del Big Ben, al proceder la ceremonia, sus rostros se fueron serenando. E incluso entonaron los bellísimos coros de la función, acompañados por el órgano de la Abadía.