Mitos y desafíos de ser superdotado en la Argentina

Un 15% de la población escolar argentina tiene altas capacidades intelectuales (ACI), lo que puede parece un don puede convertirse en un problema.
viernes 16 de septiembre de 2022
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Cuando era chico, Esteban Lavaca se aburría en la escuela. Muchas veces se sentía extraño entre sus compañeros: a nadie le interesaba debatir sobre agujeros negros u operaciones complejas. En primer grado, cuando descubrió que las cuentas de matemática le salían sin esfuerzo, se dio cuenta de que era diferente.

Esteban forma parte de 2% de la población con el Coeficiente Intelectual más alto del mundo. Y si bien él es especial, asegura que su inteligencia es “una herramienta más”. “Te ayuda a comprender el entorno y a tomar decisiones racionales, pero la felicidad pasa mucho por lo social, y creo que alto IQ y capacidad de sociabilizar van por distintos carriles”.

Desde hace años, Esteban es miembro de Mensa es una asociación civil que se encarga de identificar a las personas con el coeficiente intelectual (IQ) más alto del mundo. También de contenerlas y acompañarlas.

“El ingreso a la entidad comienza con la realización de un test que mide con exactitud el IQ. Una persona con Altas Capacidades Intelectuales es aquella que presenta un nivel de aptitud sobresaliente por encima de la media. Sin embargo, ante la falta de información a nivel general, estas capacidades pueden pasar desapercibidas y confundirse con otros diagnósticos”, explica José Luis Martínez, director de desarrollo de Mensa International y el primer latinoamericano en la historia en formar parte del directorio de la institución votado por la membresía mundial.

   

José Luis Martínez, director de desarrollo en Mensa International y el primer latinoamericano en la historia en formar p
José Luis Martínez, director de desarrollo en Mensa International y el primer latinoamericano en la historia en formar parte del directorio de la institución votado por la membresía mundial. 

 
¿Cómo reconocer a una persona con Alto Coeficiente Intelectual?

El primer espacio donde suele reconocerse a una persona con Altas Capacidades Intelectuales es en la familia, o en su defecto, en los primeros años de escolarización. Pero lo que se detecta en general no es que esa persona posee altas capacidades, sino más bien, que es diferente.

“Suelo escuchar mucho a adultos con Altas Capacidades, diagnosticados luego de la adolescencia o en la adultez temprana, que se lamentan de no haber sido detectados en la infancia”, señala en diálogo con TN Ananda Rosso, Psicóloga Evaluadora Nacional para Mensa Argentina.

“Consideran que muchas de sus dificultades a nivel social o afectivo se hubieran minimizado de saber qué era “eso que los hacía diferentes”, porque por diferente, muchos niños y niñas entienden “malo”, piensan que hay “algo deficiente en ellos”, especialmente al momento de socializar o de compartir intereses con sus pares”.

La población con Altas Capacidades es heterogénea, pero existen ciertos indicadores que facilitan la detección. Suelen ser niños y niñas que aprenden a leer y escribir antes que sus pares, presentan una excelente memoria, un vocabulario complejo a corta edad, son muy curiosos y creativos. Tienen un gran sentido de la justicia, desafían a la autoridad y disfrutan de resolver problemas, entre otros indicadores.

Las dificultades

No todo es fácil para la población superdotada, y lejos de garantizar la felicidad, el alto cociente intelectual suscita dificultades en distintas etapas de la vida.

  • Intensidad emocional: el nivel de empatía es muy elevado, por lo que puede sufrirse demasiado por el otro.
  • Baja tolerancia a la frustración. Esto puede generar conflictos con compañeros o jefes.
  • Crisis existenciales: las personas con Altas Capacidades suelen realizarse cuestionamientos sobre la vida, la muerte y el sentido.
  • Cuadros de ansiedad o depresión.
  • Hiperactividad mental agotadora.
  • Necesidad de camuflarse, simulando ser algo que no son, para lograr la integración social.
        

    La importancia de las redes de apoyo


“Con todo, pareciera que tener Altas Capacidades es más bien un calvario. A veces puede serlo, pero porque el entorno no acompaña. Tener Altas Capacidades es maravilloso, ver el mundo con la lucidez e intensidad con que lo percibimos es impagable”, dice Ananda Rosso.

En rigor, el correcto asesoramiento dentro de las familias, la capacitación y la predisposición en el sector educativo, pueden hacer la diferencia para ese niño o niña con Altas Capacidades, que se siente el “bicho raro” del curso. A su vez, acudir a otros espacios donde haya personas en igualdad de condiciones facilita mucho el proceso de socialización, que a veces arrastra dificultades hasta la adultez.

“Mi entorno me acompañó muchísimo”, cuenta Esteban Lavaca: “Mi abuelo hacia problemas de matemática conmigo en la primaria. También nos regaló una Commodore 128 en 1990, cuando casi nadie tenía computadora, y aprendí a programar con mi hermano. Pero lamentablemente ese apoyo no existe en todos los casos”.

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Tal como señala la psicóloga Rosso, “En Mensa contamos con varios miembros que han sentido que la asociación es el primer espacio donde realmente han encontrado pares con quienes interactuar. ¿Sabés lo que es haber estado toda tu vida sintiendo que no encajas en ningún grupo?”

Un objetivo fundamental para Mensa es el de nuclear a las personas con esta característica similar”, detalla José Luis Martínez, y agrega: “La sede Argentina tiene 400 asociados, es un buen número para la cantidad de años que lleva la asociación en el país. Mensa concentra sus recursos en generar actividades para que la membresía se integre entre sí, se conozca y forme lazos. Es muy interesante ver como una chica en Singapur y un señor en Finlandia pueden compartir ciertas experiencias de manera natural solo por poseer una característica en común”.

Tener Alto IQ no significa “ser más inteligente”

“Así como un alto IQ no garantiza la alegría, tener Altas Capacidades no significa “ser más inteligente”, sino percibir, sentir y pensar de forma cualitativamente diferente a la media de la población, es una condición integral”, señala el director de Mensa.

“El IQ alto mide, en términos simplistas, la velocidad de procesamiento. Las conclusiones que se saquen de ese procesamiento es, a mi entender, lo que hace inteligente a una persona. Si una persona con IQ altísimo usa esa velocidad para llegar a la conclusión de que estamos gobernados por reptilianos o que la Tierra es plana, muy inteligente que digamos no es”.

    
El rol del Estado


“A nivel legislativo, necesitamos la efectivización de una Ley de Educación en Altas Capacidades Intelectuales. Un programa para incluir la detección de altas capacidades en los colegios primarios. No solo se trata de favorecer el bienestar de ese niño o niña, sino de no desperdiciar un potencial enorme que podría traer beneficios para toda la sociedad”, concluyó Ananda Rosso.

Y José Martínez coincidió al respecto: “Creo que el Estado debería garantizar el apoyo escolar necesario a las personas con alto IQ, dado que nos cuesta muchísimo integrarnos. Al procesar todo más rápido (y tener una clara tendencia al desafío a la autoridad) la escuela se vuelve tediosa, aburrida y repetitiva”.