Un grupo de barrabravas es la verdadera custodia de CFK

El jefe la Vice se llama Miguel Ángel Despo. Están delante de la guardia de la Policía Federal. Tienen equipos de comunicación propios y duermen en un hotel
domingo 11 de septiembre de 2022
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El jueves 1 de septiembre pasado, la vicepresidenta Cristina Kirchner, sin saber que un desconocido le había apuntado a su cabeza con un arma, entró a las 20:58 al edificio de La Recoleta en el que vive en el quinto piso. Lo hizo por la puerta de Juncal 1411. Afuera empezaba a vivirse la conmoción, los forcejeos entre militantes, quienes ya habían capturado al agresor, que a su vez logró escapar hasta que fue finalmente detenido por las autoridades de la Policía Federal Argentina (PFA) con ayuda de colegas de la fuerza de seguridad porteña.

Fernando Sabag Montiel había levantado su brazo izquierdo con una pistola de la que no salió una bala a las 20:52. Seis minutos antes. Los primeros en informarle los detalles de lo que había pasado, con precisión de haber vivido parte de esa trama fueron un grupo de militantes de La Cámpora, la agrupación juvenil que lidera su hijo Máximo. Ellos cruzaron a paso rápido la misma puerta de la Vice a las 21:07 para relatarle cara a cara lo que sabían hasta el momento del hecho traumático que generó estrépito nacional e internacional.

La prioridad de esos “camporistas” para traspasar una entrada por la que nadie ya podría acceder tiene dos explicaciones. La primera es que fue Marcelo “Jirafa” Fernández el que frenó al anónimo que casi comete un magnicidio de consecuencias impredecibles. “El Jirafa” actuó de ese modo porque forma parte de la que la verdadera custodia de la Vice. Son integrantes de La Cámpora, rama Logística y Seguridad, quienes se ocupan de los protocolos de seguridad para proteger a su Jefa. Así ocurre desde hace varios años, por decisión del diputado Kirchner y de su madre.

Ese grupo de civiles ostentan el poder de cuidarla, con información privilegiada de los movimientos de la Vice, aun más profunda detallada de la que suelen obtener sobre las mismas acciones los profesionales de la PFA entrenados en en las técnicas de la defensa de funcionarios de alto rango. El jefe de Logística y Seguridad de La Cámpora, en los hechos, entonces, el verdadero responsable de los cuidados sobre la Vice se llama Miguel Ángel Despo.

Los "camporistas" que responden y son organizados por Despo, alias “El Pelado”, adquirieron la experiencia sobre una cuestión de absoluta sensibilidad con prepotencia de trabajo y sin tener en cuenta las órdenes o los manuales al respecto que conocen los agentes de Seguridad, que estudiaron para llegar adonde llegaron, para finalmente quedar relegados por “los pibes”, como se llaman a ellos mismos quienes forman parte de “la orga”, el apócope con el que identifican a “la organización” con penetración en todas las áreas más sensibles del Estado Nacional.

El propio “Jirafa” Fernández admitió en su declaración como testigo ante la Justicia que él se parte del cuerpo de “guardaespaldas” informales, y no tanto, que rodean a Kirchner cada vez que camina en público.

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Su sofisticación llegó a tal extremo que los “custodios” de La Cámpora de mayor confianza de Despo, igual que él mismo, utilizan handies para comunicarse con los secretarios privados de la Vice para conocer en tiempo real dónde se encuentra ella, o en cuanto tiempo arribará a la zona en la que ya la esperan los cordones humanos de militantes de Logística y Seguridad coordinados para que nada malo le ocurra.

Un testigo declaró que Sabag Montiel intentó recargar el arma tras fallar el primer disparo

Funcionamiento de la guardia de la Cámpora

Clarín pudo conocer parte de la trastienda del funcionamiento de “La Guardia Pretoriana” de La Cámpora gracias al relato de fuentes que se desempeñaron en el pasado reciente en algún rol que no se identificará pero que forma parte de ese esquema.

La declaración de “El Jirafa”, y los videos tomados por la televisión en el momento en el que la Vice llegó a su departamento el 1 de septiembre, confirman los datos obtenidos al respecto por este diario, entre otros métodos de chequeo que no se revelarán por pedido de quienes contaron lo que temen pueda traerle represalias dentro de “la orga”. Que se describa a los defensores cuerpo a cuerpo de Kirchner como “Guardia Pretoriana” es algo que molesta a uno de sus ideólogos, El Cuervo Larroque. En septiembre del 2011, fue él mismo el que dejó en claro que La Cámpora no era una “Guardia Pretoriana” pero sí “la primera línea de defensa del Gobierno”.

A pesar de que efectivamente fue uno de los “camporistas” el que detuvo a Sabag Montiel, el Gobierno Nacional le pidió a la Vicepresidenta que modifique su sistema de custodia personal. Los agentes que la cuidan, al mando del comisario Diego Carbone, se habían acostumbrado a trabajar con La Cámpora como verdaderos laderos y guardaespaldas de los Kirchner.

El jueves pasado, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, visitó a la Vicepresidenta en sus oficinas del Senado, según el relato de fuentes K que vieron entrar al funcionario por el sector que utilizan como acceso los legisladores nacionales.

Desde La Cámpora habían dejado trascender que Fernández debía presentar su renuncia por las fallas en la custodia de Kirchner. En rigor, esos mismos dirigentes saben que la seguridad de la vice depende hace años, en los hechos, de Logística y Seguridad de La Cámpora, y del jefe formal de los guardaespaldas de la PFA, Carbone, que permite que este sistema paralelo se superponga con sus obligaciones profesionales.

De acuerdo a las fuentes consultadas por Clarín, la organización de la custodia “camporista” de la hoy Vice está a cargo de su hijo, Máximo, del secretario General de la agrupación juvenil K, Andrés “Cuervo” Larroque, y del antes mencionado Despo.

Fernández (Cristina) y Fernández (Aníbal) se reunieron para tratar de establecer un nuevo método de trabajo que le devuelva la moral a los alicaídos policías que se vieron afectados por un atentado fallido que los sobrepasó. Carbone también recibió consejos, no se podría decir que críticas en tono alto, de funcionarios de Seguridad que le reprocharon fallas y su ausencia el día en el que casi matan a su Jefa.

Al menos hasta ayer, la custodia real de la Vice seguía recayendo con mayor confianza de parte de ella en La Cámpora que en la PFA, aunque al mismo tiempo prometió tomar recaudos tal como le sugirió Fernández (Aníbal).

El ministro puso su renuncia a disposición del presidente Fernández (Alberto), pero éste lo mantuvo en su puesto.

Fernández (Cristina) sostuvo al mismo tiempo a Carbone.

También a Despo.

Cómo funciona

El método de trabajo de “La Guardia Pretoriana” de La Cámpora funciona hace varios años de la misma manera.

Una guardia de “custodios” civiles y militantes siempre está presente en las cercanías del departamento emblemático de Juncal y Uruguay. Son muchachos que tienen turnos rotativos para alternarse en esos roles. Duermen en un hotel cercano a ese domicilio.

Ante cada movimiento de la Vice, al menos hasta el día de los atentados, el “Pelado” Despo reúne a un grupo de sus militantes de mayor experiencia en proteger a la Vice para organizar con ellos, siempre por órdenes de Larroque o Kirchner hijo, cómo será el operativo que deben montar teniendo en cuenta qué hará o planea hacer la Vice.

Antes del intento de magnicidio contra la Vice, La Cámpora preparaba también la seguridad de su Jefa en caminatas por barrios bonaerenses, o en actos por distritos del conurbano.

En esos casos, como también pasó en los hechos con incidentes en Juncal y Uruguay, como cuando la militancia K se movilizó a derribar las vallas que había llevado a la zona la Jefatura Porteña, los “custodios” de La Cámpora reciben refuerzos. Siempre citando información de las fuentes que detallaron cómo trabajan los “Pretorianos”, en algún momento llamados internamente en “la orga” como “Los Doce Apóstoles”, esos “refuerzos” no son agentes de seguridad profesionales. Más bien son señores que podrían ser sus antípodas. La ayuda llega de parte de las barras bravas de clubes como Chacarita Juniors, Racing Club, San Lorenzo, u otras hinchadas y guardaespaldas del sindicato de la curtiembre del ministro de Trabajo bonaerense, Walter Correa.

Aunque suelen ser perseguidos por la policía, los “barras” son, a su manera, profesionales. Pero de la violencia. La lógica indica que si son expertos en provocarla, también son especialistas en prevenirla.

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