Salud mental: cómo mantener el cerebro activo

Un estudio realizado durante 60 años identificó factores que contribuyen a aumentar la reserva cognitiva. Fue publicado en la revista Neurology
jueves 08 de septiembre de 2022
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La salud mental en la vejez es uno de los temas sobre los que más se realizan investigaciones, a fin de evitar la denominada "demencia" en esta etapa de la vida.

La demencia -la enfermedad de Alzheimer es su forma más común- es una de las mayores preocupaciones de salud pública asociadas al envejecimiento porque el número de personas que viven con ella está creciendo rápidamente a raíz del aumento en la expectativa de vida de la población.

No obstante, la demencia no es una consecuencia inevitable del envejecimiento y cada vez más estudios apoyan que se puede evitar o retrasar el riesgo de desarrollarla.

En ese contexto se inscribe una investigación británica realizado durante 60 años cuyos resultados, que fueron publicados recientemente en la revista científica Neurology, sugieren que aumentar la reserva cognitiva a lo largo de la vida puede favorecer una reducción en el riesgo de demencia, incluso entre quienes tienen predisposición genética a desarrollarla.

Qué es la demencia


La demencia se caracteriza por el deterioro de la función cognitiva (es decir, la capacidad para procesar el pensamiento) más allá de lo que podría considerarse una consecuencia del envejecimiento normal.

Entre 6 y 7 de cada casos de demencia en el mundo corresponden a la enfermedad de Alzheimer, su forma más común. Los accidentes cerebrovasculares (ACV) también pueden causar demencia.

Ese deterioro de la funciones cerebrales afecta la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio. Y los síntomas con que se expresa incluyen incluyen olvidos, aptitudes sociales restringidas y limitación del razonamiento, entre otros.

Se calcula que a nivel mundial viven hoy unas 55 millones de personas con demencia (el 8,1% de las mujeres y el 5,4% de los hombres mayores de 65 años) y la Organización Mundial de la Salud estima que ese número ascenderá a 78 millones en 2030.

Qué es la reserva cognitiva
La reserva cognitiva es descripta por algunos autores como la capacidad del cerebro para tolerar mejor los efectos de la patología asociada a la demencia, antes de llegar al umbral donde los síntomas clínicos comienzan a manifestarse.

"Esta habilidad se cree que está desarrollada como resultado, o bien de una capacidad innata, o bien de los efectos de las experiencias vividas, tales como la educación o la ocupación laboral", explica un artículo de revisión publicado en la Revista Española de Geriatría y Gerontología.

Evitar o retrasar la demencia
El estudio británico publicado en la revista Neurology se enfocó precisamente en evaluar durante seis décadas la asociación entre esa reserva cognitiva y el riesgo de desarrollar demencia.

El trabajo, que contó con el apoyo de la Sociedad de Alzheimer y el Consejo de Investigación Médica del Reino Unido, y el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Estados Unidos, mostró por primera vez, según sus autores, que desarrollar la resiliencia mental a lo largo de la vida (esta "reserva cognitiva") a través de la educación, la socialización, el trabajo y actividades vinculadas al ocio puede reducir el riesgo de demencia, incluso entre quienes presentaban baja cognición en la infancia o predisposición genética a la enfermedad.

Es que estudios anteriores habían demostrado que las personas con puntajes cognitivos bajos en la infancia tenían más probabilidades de sufrir un deterioro cognitivo más pronunciado en la vejez que las personas con puntajes altos en su niñez.

"Resultados emocionantes"
"Estos resultados son emocionantes porque indican que la capacidad cognitiva está influenciada por varios factores a lo largo de nuestra vida y participar en un estilo de vida intelectual, social y físicamente activo puede ayudar a prevenir el deterioro cognitivo y la demencia", comentó la autora del estudio, Dorina Cadar, de la Escuela de Medicina de Sussex.

"Es alentador descubrir que desarrollar la reserva cognitiva puede compensar la influencia negativa de la baja cognición infantil para las personas que podrían no haberse beneficiado de una infancia enriquecedora y ofrecer una mayor capacidad de recuperación mental más tarde en la vida", añadió.

"Teniendo en cuenta que luchamos para tratar con éxito la demencia, este estudio muestra que podemos y debemos desarrollar nuestra capacidad de recuperación mental a lo largo de toda nuestra vida antes de que sea demasiado tarde", alentó.

Un estudio a largo plazo
La investigación involucró a 1.184 personas que nacieron en 1946 en el Reino Unido, que se sometieron a pruebas cognitivas cuando tenían ocho años y nuevamente cuando tenían 69 años.

El índice de reserva cognitiva combinó el nivel de educación de las personas, la participación en actividades de ocio enriquecedoras a los 43 años y la ocupación hasta los 53 años. Su capacidad de lectura a los 53 años también se evaluó como una medida del aprendizaje permanente general, separado de la educación y la ocupación.

Los investigadores encontraron que las habilidades cognitivas más altas en la infancia, un índice de reserva cognitiva más alto y una mayor capacidad de lectura en la mediana edad estaban asociados con puntajes más altos en la prueba cognitiva a los 69 años.

En tanto, las personas con una licenciatura u otras calificaciones de educación superior obtuvieron un puntaje más alto que aquellas sin educación formal.

Y las que participaban en seis o más actividades de ocio, como clases de educación para adultos, clubes, trabajo voluntario, actividades sociales y jardinería, también alcanzaron un mejor puntaje que aquellas que participaban en hasta cuatro actividades.

Los trabajos de nivel profesional o medio también se asociaron con mejores puntajes que las ocupaciones parcialmente calificadas o no calificadas.

El estudio también encontró que en las personas con un mayor índice de reserva cognitiva y capacidad de lectura, sus puntajes en las pruebas cognitivas no disminuyeron tan rápidamente como en lo participantes con puntajes más bajos, independientemente de los resultados obtenidos en las pruebas realizadas a los ocho años.

Desafiar al cerebro
"Este estudio a largo plazo se suma a una teoría popular de que cuanto más desafías a tu cerebro con regularidad, es menos probable que experimentes problemas de memoria y de pensamiento durante la vejez", afirmó Katherine Gray, gerente de comunicaciones de investigación de la Sociedad de Alzheimer del Reino Unido.

"Desde la niñez hasta la edad adulta, los participantes que mantuvieron su cerebro activo, ya sea en la educación, su carrera o participando en pasatiempos complejos, tenían mejores habilidades de pensamiento a los 69 años", agregó.

Las enfermedades que llevaron a la reina a la muerte

Y concluyó: "Si bien existen muchos factores de riesgo relacionados con el desarrollo de la demencia, es esperanzador saber que participar en actividades mentalmente estimulantes y encontrar formas de desafiar tu cerebro puede ayudar a reducir el desarrollo de problemas de memoria y de pensamiento en el futuro".

Una limitación del trabajo es que es más probable que las personas que participaron en el estudio hasta los 69 años sean más saludables, tengan mejores habilidades generales de pensamiento y tengan más ventajas sociales que aquellas que no completaron el estudio, por lo que es posible que los resultados no sean representativos de la población general, advirtieron sus autores.

Actividad física y mental


El trabajo, que evaluó la asociación entre diferentes patrones de actividad física y mental y la suceptibilidad a la enfermedad, fue realizado a partir de los datos de más de medio millón de personas reunidos en el Biobanco del Reino Unido.

¿Qué encontraron los investigadores? Que las personas que estaban muy involucradas en los distintos patrones de actividad, como la realización de ejercicio físico en forma regular, tareas domésticas y visitas diarias de familiares y amigos, tenían un 35%, 21% y 15% menos de riesgo de demencia, respectivamente, en comparación con las personas que estaban menos involucradas en esas actividades.

 Aconsejan realizar actividades mentalmente estimulantes. Foto Shutterstock.
Cómo reducir el riesgo de demencia
Aunque no existe un tratamiento eficaz o un método de prevención comprobado para la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, por lo general, llevar un estilo de vida saludable puede ayudar a abordar los factores de riesgo que se asocian con ellas

Ese estilo de vida saludable incluye los siguientes hábitos:

hacer ejercicio físico en forma regular,

no fumar,

evitar el abuso de alcohol,

tener un peso saludable,

llevar una alimentación saludable

y mantener controlados los valores de presión arterial, colesterol y glucosa.
Otros factores de riesgo potencialmente modificables son:

la depresión,

el bajo nivel educativo,

el aislamiento social

y la inactividad cognitiva.