20 años de la muerte de Walter Olmos, el heredero de Rodrigo

Era catamarqueño y tenía 20 años cuando murió jugando a la ruleta rusa. El padrinazgo del Potro cordobés, la fama, el éxito y un final inesperado.
jueves 08 de septiembre de 2022
Walter Olmos
Walter Olmos

Walter Olmos se había criado en las calles de Catamarca, entre trabajadores por hora, linyeras, delincuentes y prostitutas. Fue lustrabotas, “pibe” de los mandados, cadete. Y se hizo ladrón por hambre: no lo envolvía el sueño de robar un banco, se conformaba con fruta, un paquete de fideos, un pedazo de carne. Si volvía a su casa con las manos vacías, recordó una vez, tenía miedo de que madre se enojara y le pegara, pero eso no ocurría. A veces revisaba los tachos de basura y se alegraba si encontraba la masa de pizza o restos de queso.

Como algunos personajes de Leonardo Favio, era un niño travieso con sonrisa pícara, de ojos chispeantes y una tristeza agazapada. Pero a Walter Olmos no lo mató el peligro de la calle ni el desamparo. Su muerte llegó con la fama y una gloria que estaba cada vez más cerca: el 8 de septiembre de 2002, en un hotel de San Cristóbal, el cantante apadrinado por Rodrigo y elogiado por la “Mona” Giménez murió de un tiro en la sien.

La noche de la tragedia

Su final, tan inesperado como confuso, llegó antes que los tres shows que debía dar esa noche. Sus músicos cuentan que un amigo catamarqueño como él le había regalado un revólver calibre 22. Y que el famoso cuartetero jugaba como aquel niño de la calle. “Dame la guita o te quemo”, les decía uno por uno.

 Su final, tan inesperado como confuso, llegó antes que los tres shows que debía dar esa noche
Dijo que se iba a duchar. Primero se escuchó que gatilló el arma. Pero el disparo no salió. Pero en el segundo intento se escuchó el estruendo de un balazo. Olmos quedó tendido en la cama. Tenía 20 años, un gran futuro por delante. Y un pasado difícil por detrás.

Olmos nació en Catamarca el 21 de abril de 1982, en plena guerra de Malvinas. Noemí, su madre, lo tuvo a los 15 años. Fue el primero de nueve hermanos, En una nota que le hizo la revista Veintitrés en mayo de 2001, el año anterior a su muerte, definió al hambre de una manera sabia. No sólo la había vivido, sino que sabía describirla: “Es mucho frío, nadie te da una mano tirado ahí en la calle. No tenés ganas de ir a tu casa, te da miedo que tu vieja te pegue porque no llevás un mango. Sabés que en cualquier momento viene la policía y te levanta. Vos querés hacer algo y nadie te da una mano para que tu familia pueda comer. Eso es hambre”.

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A los 13 años lo ingresaron en un Instituto de Menores por mal comportamiento. Salió a los 16. Su sueño era cantar. Ser famoso. Era devoto de la Virgen del Valle, a la que le había hecho una promesa: “Si me hacés cantar, yo te doy diez pesos”.

 

El primer disco de Olmos, “De pura sangre”, llegó a disco de platino, con más de 100 mil copias vendidas.
El primer disco de Olmos, “De pura sangre”, llegó a disco de platino, con más de 100 mil copias vendidas.

Diez pesos para la Virgen

Así lo contó en una entrevista con Página/12: “Al principio, no pude cumplir la promesa con la Virgen. Había empezado a cantar en una banda chiquita. El tipo que la armaba tenía carnicería y verdulería, y yo lo que quería era que me diera para comer, para poder llevar algo a mi casa. Pasó el tiempo, pero el tipo no me daba nada, nada de nada, ni para hacer un estofado. Y no le pude pagar a la Virgen lo prometido. Las cosas quedaron así por un tiempo y al final pude entrar a la banda Los Bingos, que es una banda catamarqueña que hace cuarteto desde hace treinta años. Pude tener la chance de cantar con ellos y ahí sí ya le pagué a la Virgen los famosos diez pesos”.

Y de ahí, después de varias presentaciones, ocurrió el milagro. Sonaba una canción de Olmos en un boliche de Catamarca. En ese lugar se encontraba Rodrigo. Cuando lo escuchó quedó fascinado y preguntó: “¿Quién es este muchacho que tiene la voz parecida a La Mona?”.

Y al otro día lo conoció. Olmos se convirtió en el elegido heredero de Rodrigo. Fue su chofer, su secretario y aprendiz. Compusieron juntos el hit “Por lo que yo te quiero”, que aparece en un disco en vivo del cordobés. Eran los tiempos en que el cuarteto estaba de moda en todo el país.