La falta de lluvias pone en jaque al trigo

En la zona central agrícola del país, el escenario es de mucha incertidumbre para los productores agropecuarios que sembraron el cereal de invierno.
miércoles 31 de agosto de 2022
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Las lluvias escasas de este sábado no modificaron el panorama de sequía que presentan el trigo y otros cultivos de invierno. Las estimaciones climáticas del INTA indican que hay entre 70 y 80% de probabilidades de que será una campaña seca, con la impronta de la Niña, el fenómeno meteorológico que describe la escasez de precipitaciones, como ya sucedió en los últimos dos años.

Aunque desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires contemplan la perspectiva optimista de que en octubre podría llegar algunas lluvias que mejorarían la situación, el problema es que para el trigo sería tarde.

Particularmente en el norte bonaerense y el sur de Santa Fe, en los campos ubicados en el corredor oeste del río Paraná, desde la zona de Zárate-Campana hasta Rosario, la última precipitación intensa se produjo el 25 de mayo. Hace más de tres meses.

Este último fin de semana “llovió muy poco, la mayor cantidad de milímetros cayeron en la zona de Baradero, apenas entre 15 y 20 milímetros; en Santa Lucía, San Pedro y Gobernador Castro, 10 milímetros; Villa Ramallo, 5 milímetros; en San Nicolás 2 o 3... en Paraje Grassetti y El Cruce casi nada”, informó el ingeniero agrónomo, Mariano García, referente de la Cooperativa Agropecuaria de La Violeta, partido de Pergamino, en el norte bonaerense.

El escenario es entre incierto y pesimista en esa zona, en el núcleo agrícola del país. “Para adelante no se ve nada alentador, tenemos una probabilidad muy baja de lluvias para este jueves, y después recién se empieza a vislumbrar algo para el 10 u 11 de septiembre, pero para entonces ya se habría perdido bastante potencial de rinde”, anticipó García.

Cambio climático: los efectos de la sequía en América Latina

Sobre cómo va a incidir esta situación en la actividad económica de la zona, señaló: “Esto va a tener un marcado impacto económico en la región. Los productores usan estos cultivos para financiarse de cara a la cosecha más importante, la gruesa, y con los costos de los insumos tan altos y esta falta de lluvias pone en jaque toda la inversión realizada”.

A nivel país, los cálculos de pérdidas, por la reducción de área sembrada, de 6,9 a 6 millones de hectáreas en todo el país, y las menores perspectivas de rinde, por el impacto climático, oscilan entre 2 y 3,3 millones de toneladas menos de trigo, respecto de la estimación inicial de 21 millones.

El cuadro de situación en algunos casos es “alarmante”

El ingeniero García describió el cuadro de situación, que “en algunos lotes es alarmante, porque fueron lluvias muy menores que no alcanzan a cubrir la necesidad de los cultivos. Ahora empieza el crecimiento exponencial del trigo, y la realidad es que la cantidad de agua caída no es suficiente para su desarrollo. No cubre la necesidad para el estado reproductivo y la acumulación de materia seca que se hace con agua no alcanzó. Hay que ver cómo pueden afectar los días de frío: en la zona donde no llovió nada es probable que haya un daño importante, fundamentalmente en la arveja y la cebada”.

 

Imagen de un lote muy afectado por la sequía en Paraje Grassetti, donde se ve un muy escaso desarrollo, en zonas donde a
Imagen de un lote muy afectado por la sequía en Paraje Grassetti, donde se ve un muy escaso desarrollo, en zonas donde antes de la siembra había malezas.

  
¿Y cuánto más se va a perder? “El nivel de pérdidas dependerá de cuándo llueva y cuánto milímetros caigan. Ya es una zona bastante extensa la afectada por la sequia, la verdad es que se puso fea la situación. Estuve en la zona de J. B. Molina, del otro lado del Arroyo del Medio, en el sur santafesino, y tampoco llovió nada”, testimonió García.

El especialista destacó que “no hubo lluvias generalizadas prácticamente desde el verano. Entonces, una de las características muy importante es el agua escasa que tenemos almacenada en el suelo. Durante los meses de invierno llueve poco, pero en relación a los años anteriores la cantidad de agua en el suelo ya no era la óptima. Este año hay menos agua en el suelo”.

El 25 de mayo cayeron 20 milímetros en general, en algunos lugares 30 milímetros, y eso permitió la siembra de los trigos de ciclo largo. “Se sembró un porcentaje menor, un 10% menos con respecto al año anterior. Para que se siembre menos influyó el precio de los insumos y los valores inciertos del precio del trigo en cosecha”, explicó.

Después resaltó la característica de este invierno en el norte bonaerense y el sur santafesino: “Otra condición asociada fue el tema del frío que hizo que los cultivos vengan más lentos y eso se suma a la falta de agua superficial. En zonas donde estaba muy seco se empezaron a ver daños en los trigos en estado de pasto. El frio hace que el desarrollo del trigo venga más lento. El punto de crecimiento está bajo tierra, se dañan las hojitas de arriba y eso se empezó a ver de manera muy leve”.

Menos arveja, la necesidad de fertilizantes y las señales poco claras


Luego se refirió a otros cultivos de invierno: “Además se limitó la siembra de arveja, porque no tuvimos humedad superficial para que nazca. Hay pocos lotes sembrados tempranos, en aquellos donde hubo una buena cantidad de rastrojos se fueron sembrando. La superficie de arveja sembrada fue marcadamente inferior”.

Además, García hizo mención al contexto internacional y a los valores de los insumos que se necesitan para producir: “Uno de los principales insumos que influyen son los fertilizantes, que se han encarecido al igual que el petróleo y sus derivados. Además no son reemplazables porque son nutrientes que se necesitan para obtener los resultados de rendimiento esperados. Los suelos se usan desde hace 200 años y hay que reponer los nutrientes. Entonces, hay que recuperar lo extraído y los fertilizantes son insumos necesarios”.