Insomnes y egoístas: así afecta la falta de sueño

Perder incluso una hora de descanso reduce el deseo innato de los humanos de ayudarse unos a otros, según una investigación estadounidense.
jueves 25 de agosto de 2022
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La falta de sueño está asociada con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, depresión, diabetes, hipertensión y mortalidad general. Infinita evidencia en el último tiempo da cuenta de la importancia de lograr ocho horas de sueño para reponer energía, recuperarse del estrés del día y cuidar la salud integral del organismo.

Ahora, nuevos descubrimientos aseguran que la falta de sueño también perjudica la conciencia social básica, haciendo que las personas pierdan su deseo y disposición de ayudar a otras personas. Puntualmente, según una reciente investigación, las noches de insomnio hacen más egoístas a quienes las padecen.

Así, pese a que los seres humanos se ayudan unos a otros, y esa cualidad es uno de los cimientos de la sociedad civilizada, el trabajo de investigadores de la Universidad de California, Berkeley, reveló que la falta de sueño debilita este atributo humano fundamental, con consecuencias en el mundo real.

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El equipo sugirió que un déficit crónico de sueño podría dañar los lazos sociales y comprometer los instintos altruistas que dan forma a la sociedad. “Teniendo en cuenta la esencialidad de que los humanos ayudan a mantener sociedades cooperativas y civilizadas, junto con la fuerte erosión del tiempo de sueño en los últimos 50 años, las ramificaciones de estos descubrimientos son muy relevantes para la forma en que damos forma a las sociedades en las que deseamos vivir”, agregó el investigador.

“Durante los últimos 20 años, hemos descubierto un vínculo muy íntimo entre nuestra salud del sueño y nuestra salud mental. De hecho, no hemos podido descubrir una sola afección psiquiátrica importante en la que el sueño sea normal -señaló Walker-. Pero este nuevo trabajo demuestra que la falta de sueño no sólo daña la salud de un individuo, sino que degrada las interacciones sociales entre los individuos y, además, degrada el tejido mismo de la sociedad humana . Cómo operamos como una especie social, y somos una especie social, parece profundamente dependiente de cuánto dormimos”.

Lo que llamó la atención de los investigadores es que los participantes se mostraron tan reacios a ayudar a amigos y fam
Lo que llamó la atención de los investigadores es que los participantes se mostraron tan reacios a ayudar a amigos y familiares, como a extraños 


En tanto Eti Ben Simon, otro de los investigadores principales, agregó: “Estamos empezando a ver más y más estudios, incluido este, en los que los efectos de la pérdida de sueño no solo se detienen en el individuo, sino que se propagan a quienes nos rodean. Si una persona no duerme lo suficiente, no sólo perjudica su propio bienestar, sino también el bienestar de todo su círculo social, incluidos los extraños”.

Para el trabajo, el equipo examinó la voluntad de 160 participantes de ayudar a otros con un “cuestionario de altruismo autoinformado”, que completaron después de una noche de sueño. Los participantes respondieron a diferentes escenarios sociales en una escala de: “Me detendría para ayudar” a “los ignoraría”.

En un experimento en el que participaron 24 participantes, los investigadores compararon las respuestas de la misma persona después de una noche de descanso y después de 24 horas sin dormir. Los resultados revelaron una disminución del 78% en el entusiasmo autoinformado por ayudar a los demás cuando estaban cansados.

El equipo sugirió que un déficit crónico de sueño podría dañar los lazos sociales y comprometer los instintos altruistas
 El equipo sugirió que un déficit crónico de sueño podría dañar los lazos sociales y comprometer los instintos altruistas que dan forma a la sociedad 


Luego, el equipo realizó escáneres cerebrales de esos participantes y descubrió que una noche corta se asoció con una actividad reducida en la red cerebral cognitiva social, una región involucrada en el comportamiento social.

Lo que llamó la atención de los investigadores es que los participantes se mostraron tan reacios a ayudar a amigos y familiares como a extraños. “La falta de sueño afectó el impulso de ayudar a los demás, independientemente de si se les pidió que ayudaran a extraños o parientes cercanos. Es decir, la pérdida de sueño desencadena un comportamiento asocial, anti-ayuda de un impacto amplio e indiscriminado”, destacó Walker.

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"Estos hallazgos podrían sugerir que una vez que la duración del sueño supera una cantidad nominal básica, entonces parece ser la calidad de ese sueño lo más crítico para ayudar y apoyar nuestro deseo de ayudar a otras personas", explicó.

Más de la mitad de todas las personas en los países desarrollados dicen que no duermen lo suficiente durante la semana laboral, lo que Walker llama una "epidemia global de pérdida de sueño". Una amplia investigación ya ha mostrado vínculos con trastornos de salud mental como la ansiedad y la depresión, así como con dolencias físicas como la diabetes y la obesidad.

Ahora, a medida que aumenta la disponibilidad de evidencia sobre su impacto negativo en el comportamiento social, podría tener consecuencias para la sociedad actual, agregó Walker.

Ben Simon y Walker esperan que su investigación permita a las personas recuperar una noche completa de sueño sin vergüenza ni el estigma de la pereza.

"(La pérdida del sueño) altera radicalmente cómo somos como seres sociales y emocionales, lo que se podría argumentar es la esencia misma de la interacción humana y lo que significa vivir una existencia humana plena y significativa", dijo Walker.