Los niños deben alimentarse bien para poder aprender

Existen determinados alimentos y hábitos que son de especial importancia para favorecer y proteger el correcto desarrollo cognitivo. Todos los datos.
viernes 19 de agosto de 2022
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Todo comienza en el embarazo, cuando la alimentación de la mujer determina la salud de su hijo para toda la vida. Y más allá de eso, distintas investigaciones a lo largo de las últimas décadas concluyen que la equilibrada alimentación en el período de gestación favorece el desarrollo psicomotor y cognitivo, ya que el cerebro empieza a formarse en las primeras semanas de vida embrionaria. Luego, cerca de los tres años de vida, el cerebro alcanza su mayor crecimiento y ya cerca de los seis, el órgano logra el 90% del tamaño definitivo. En adelante, se regenera constantemente: así como se van muriendo algunas neuronas, se reproducen otras. El buen estado de esos procesos permite y favorece el correcto proceso de cognición.

¿Qué alimentos o nutrientes tienen especial aporte para el aprendizaje?

La nutrióloga de Clínica Alemana, doctora Elizabeth Yáñez, explica que, en general, no hay recomendación especifica de algún nutriente para mejorar procesos de aprendizaje: “Lo que se recomienda es que los niños consuman una alimentación saludable y variada. Sí se debe señalar que se ha relacionado a los ácidos grasos omega 3 con mejoría de capacidad cognitiva en niños. Esta sustancia se encuentra principalmente en pescados, como salmón, sardinas y atún, por lo que una recomendación adecuada sería consumo de pescado por lo menos dos o tres veces por semana”.

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Los ácidos grasos omega 3 tienen funciones importantes para el cerebro, porque forman sus membranas celulares. Entre otras tareas puntuales, ayudan a la memoria. Uno de estos ácidos grasos omega 3, el DHA (docosahexaenoico) se describe esencialmente como promotor de aprendizaje. Sumado los alimentos ricos en omega 6 (aquellos presentes en aceites vegetales como el de girasol), estas sustancias se hacen vitales para el desarrollo del cerebro y la capacidad de aprender. La española Patricia López Roldán, quien es Doctora en Farmacología y Química Terapéutica, precisa al respecto en el artículo “Cómo mejorar la concentración y el desarrollo intelectual a través de los alimentos” que, sin grasas, el cerebro no puede producir ni transmitir sus impulsos eléctricos.

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La nutrición para niños se basa en los mismos principios que la nutrición para adultos. Todos necesitan los mismos tipos de nutrientes, como vitaminas, minerales, hidratos de carbono, proteínas y grasa. Sin embargo, los niños necesitan diferentes cantidades de nutrientes específicos según las diferentes edades.

Ten en cuenta estos alimentos con alto contenido de nutrientes:

  • Proteínas. Escoge mariscos, carnes sin grasa y de ave, huevos, frijoles, guisantes, productos de soja, y frutos secos y semillas sin sal.
  • Frutas. Alienta a tu hijo a comer diferentes frutas, ya sean frescas, enlatadas, congeladas o secas, en vez de jugo de frutas. Si tu hijo bebe jugo, asegúrate de que sea 100 % jugo sin azúcar añadida y limita sus porciones. Busca frutas enlatadas cuya etiqueta diga que son livianas o que están envasadas en su propio jugo, lo que significa que tienen poca azúcar añadida. Ten en cuenta que media taza de frutas secas cuenta como una taza de frutas frescas. Si se consumen en exceso, las frutas secas pueden aportar calorías adicionales.
  • Verduras. Sirve una variedad de verduras, ya sean frescas, enlatadas, congeladas o secas. Cada semana, trata de ofrecer una gran variedad de verduras, incluidas las de color verde oscuro, rojo y naranja, frijoles y guisantes, almidonadas y otras. Cuando escojas verduras congeladas o enlatadas, busca las opciones con menor contenido de sodio.
  • Granos. Escoge los granos integrales, como pan integral, avena, palomitas, quinua y arroz integral o silvestre. Limita los granos refinados, como pan, fideos y arroz blancos.
  • Lácteos. Alienta a tu hijo a comer y beber productos lácteos descremados o con bajo contenido de grasa, como la leche, el yogurt, el queso o las bebidas de soja fortificadas.