Horóscopo: Cuáles son los cinco signos más fiesteros

Algunos más tranquilos y otros más conocidos como los "fiesteros". Conocé cuáles son los cinco signos más fiesteros según el horóscopo. Conocé aquí
martes 09 de agosto de 2022
Los-mejores-lugares-del-mundo-para-turismo-fiestero
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A muchas personas la caravana les encanta, como solemos escuchar tienen el si fácil, es que el sentido de ir de fiesta, pasar un bueno momento y olvidarse de todo lo que les pasa es necesario en la vida de estos signos según el Horóscopo, siempre disponibles para pasar un buen momento.

Hay que reconocer que nos podemos encontrar con personalidades que son más tranquilas, más calmas y que sus buenos momentos no solo tienen que ver con prepararse para la "pary" sino con estar en una energía más baja no de tanto cachengue y fuera de la casa.

¿Cuáles son los signos mas fiesteros?

ARIES: Es el signo más fiestero, el típico al que le encanta organizar alguna celebración sin algún motivo en especial, es el que busca fiesta en donde posiblemente otro no lo pensaría. Para los nacidos bajo este signo la vida en sí es una celebración por lo que disfrutan cada minuto al máximo. Gustan de estar rodeados de muchas personas y la atención suele estar fijada en ellos.

LEO: Los Leo son ese tipo de persona que nunca rechazará alguna invitación. No importa si el festejo es grande o una simple reunión, los Leo se divierten por igual. Una característica especial de los nacidos bajo este signo es que son líderes natos, por lo que sí o sí se encargarán de que los demás le hagan segunda si de fiestear se trata.

SAGITARIO: Al ser un signo de fuego se caracteriza por su gran energía, constante movimiento y ganas de vivir la vida. Gustan de las emociones fuertes por lo que les gusta andar de fiesta en fiesta.

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GÉMINIS: Los nacidos bajo este signo son un poco menos fiesteros que los anteriores, pero eso no significa que nos les guste festejar pues procuran conocer gente nueva en cada evento al que asisten. Son los típicos que hacen amigos en cualquier lugar que se paran pero a diferencia de Aries, Leo o Sagitario, ellos prefieren disfrutar una buena conversación en una fiesta.

LIBRA: A los Libra también les encanta la fiesta, solo que son un poco más selectivos, si tienen varios eventos que se empalmen eligen el que más se acerque a sus preferencias. A diferencia de los Leo, los Libra sí rechazan invitaciones. Aunque son personas a las que les encanta el desorden, suelen ser tímidos pero les gusta conocer a gente nueva.

Anatomía del fiestero

Podríamos decir que el fiestero es, posiblemente, el último refugio del anarquismo. Siempre bajo sospecha de mala conducta, nuestro arquetipo no conoce la ley moral y llega un momento en que ni le interesa, y por eso hace lo que hace, despreciando la autoridad del estado e infringiendo normas de salud pública si se da el caso.

Es decir, la fiesta y el fiestero son asuntos muy distintos, aunque consecutivos. La primera puede ser un arte. Tomemos este ejemplo referido por Eduardo Arroyo en su libro Bambalinas: una de las fiestas más extraordinarias de la historia se celebró el 12 de abril de 1888, en la mansión de Pierre Loti a las afueras de París, cuando el escritor, diplomático y viajero convocó a 100 invitados a una gala de máscaras en la que se sirvió un menú opíparo de 13 servicios, al estilo de las viejas bacanales romanas. Se degustaron grajeas bermejas, lampreas del Dordogne, asados de ardilla y erizo, garzas en salsa de agua bendita, hipocrás y aguas de oro. Hay fiestas, ya se ve, que son como museos.

El fiestero pop, en cambio, no tiene una motivación embellecedora, sino nihilista. Su hedonismo es una apropiación egoísta del mundo hasta el punto de que le da igual si todo explota por los aires, como sucedió en la sórdida orgía de cocaína y caballo que se llevó por delante al excesivo John Belushi en 1982 en el hotel Chateau Marmont de Los Ángeles, y por la que pasaron actores como Robin Williams y Robert de Niro en su apogeo tóxico. Si la fiesta es un epítome de la civilización -lo que va del carnaval de Venecia a los salones proustianos, hasta llegar a los picnics de Hugh Hefner en la mansión Playboy, que puede parecer pornografía, pero pasaban por refinamiento-, el fiestero es la versión más manierista y descabalgada del extremo último de la cosa, que es el vicio.

Sus números de récord en diferentes categorías -rayas de cocaína, polvos de una noche durante miles de noches, potadas, coches estrellados contra un poste, habitaciones de hotel hechas un cristo- nos han dado una categoría de mito popular a la que hay que dar de comer aparte, y que no distingue entre sexos, clases sociales, profesiones y edades. El fiestero nos fascina y hasta nos provoca envidia o admiración porque ejerce la voluntad de poder nietzscheana sin reparos, vive al límite y supera todas convenciones con las que la sociedad limita el desempeño diario del ser humano. Será macarra, amoral o decadente, pero también proyecta libertad, de ahí el culto subterráneo a fieras como Kate Moss, Ronaldinho, Giacomo Casanova, Carmina Ordóñez, Johnny Depp o, llegado el caso, cualquier superviviente del balconing.

Muchos han sido los grandes fiesteros de la historia y resulta una tarea imposible citarlos a todos y establecer una clasificación inamovible, pues el fiestero forma parte también de la sociedad líquida de la que hablaba Zygmunt Baumann, y sus méritos se adaptan a nuevas realidades o se superan con el paso de los tiempos, y por eso es hoy más referente del galán fornicador un actor como Bill Murray que un libertino del XVIII como Mirabeau. Tampoco resulta fácil acotar un canon cuando cualquier fiestero que merezca entrar en él lo ha hecho por saltarse los límites y dejar una pequeña huella en una epopeya colectiva del buen vivir, pues he ahí una legión infinita de titanes del exceso que han rubricado gestas incomparables del bebercio o la depravación.