Visitamos la casa donde nació y creció Mercedes Sosa

Se trata de la casa donde nació y creció la gran cantante tucumana junto a sus padres, hermanos y abuelos, que fue restaurada el año pasado. Mirá
viernes 08 de julio de 2022

Este sábado 9 de julio, el día en que habría cumplido 87 años, Mercedes Sosa por eso visitamos el “Museo Mercedes Sosa - Casa Natal”, ubicado en el pasaje Miguel Calixto Del Corro 344, entre Cuba y Guatemala, el centro historico de la provincia se puede visitar de martes a domingos y los días feriados (permanece cerrado los lunes), de 9 a 12.30 y de 15.30 a 17. La entrada es libre y gratuita.  

Un lugar que la vio crecer

Se trata de la casa donde nació y creció la gran cantante tucumana junto a sus padres, hermanos y abuelos, que fue restaurada por la Municipalidad de San Miguel de Tucumán el año pasado y transformada en un espacio cultural.  En el Museo hay guías para orientar a los turistas y vecinos sobre la vida y carrera de la “Mecha” Sosa.

El solar tiene salas con infografías, objetos que pertenecieron a la familia Sosa y elementos tecnológicos que incluyen ambientaciones sonoras y puestos interactivos donde el público puede conocer por años, por eventos, por discos o por recitales, la trayectoria artística de la inigualable “Voz de América”.

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La canción de Piero que Mercedes Sosa hizo internacional

 Se trata de “Soy pan, soy paz, soy más”. La escena permite entender una postal de estos tiempos: de ser una canción emblema en el final de la dictadura militar y luego en el comienzo de la democracia, a partir de 1983, “Soy pan, soy paz, soy más”, la histórica canción creada por Piero junto al uruguayo Luis Ramón Igarzábal, permanece en la cultura argentina como una melodía nostálgica de aquella época y parece algo desconocida para las últimas generaciones. Sin embargo, estrofas como: “Hay que sacarlo todo afuera/como la primavera/nadie quiere que adentro algo se muera”; o “Hablar mirándose a los ojos/sacar lo que se puede afuera/para que adentro nazcan cosas nuevas”, siguen sonando como una marca indeleble en la memoria sonora contemporánea, siempre a la mano para una nueva resignificación.

Nacido en Italia y criado de niño en Argentina, Piero se asoció en su juventud con el poeta y periodista José Tcherkaski, construyendo una fructífera dupla creativa en el género de la canción “de protesta” con éxitos como “Para el pueblo lo que es del pueblo”, “Que se vayan ellos” o “Mi viejo”. En este contexto, surgió la canción “Soy pan, soy paz, soy más”, aunque con letra de Luis Ramón Igarzábal, docente rural uruguayo. Con un cruce rítmico entre chacarera y guarania paraguaya, de compases pegadizos, Piero incluyó el tema en su álbum en vivo, Calor humano, de 1981.

 Pero no fue sino cuando la descubrió Mercedes Sosa que la canción pegó un salto internacional. El guitarrista uruguayo Omar Espinosa acompañó en el exilio a la Negra y en Madrid solía cocinar cuando la visitaban amigos y conocidos de la cultura. Cierta noche cayó Piero. En la sobremesa, le dijo: “Mirá, Negra, tengo un nuevo tema”. Empezó a cantar “Soy pan, soy paz, soy más”. Mercedes agarró su walkman y grabó toda la melodía. Al otro día, tenían un concierto en la Universidad de Madrid. Y a la mañana, en el desayuno, le dijo a su compañero guitarrista: “Omar, agarrá la guitarra, vamos a hacer el tema de Piero”.

Así lo rememora Espinosa: “Empezó a cantar y se embaló, tenía la letra en un papel y la ensayamos varias veces. Después en el medio del concierto, bueno, ella era muy imprevisible, en un momento dado se dio vuelta y me dijo: ´Vamos a hacer la canción de Piero´. Era un ambiente increíble en la Universidad. Después empezó a cantarlo en todos lados; luego se agregó el bajo y la percusión, eso fue fácil”.

 De allí en más el tema empezó a instalarse con fuerza arrasadora. Y la voz torrencial de la Negra le dio un tono de confesión único en su repertorio: “Vamos, decime, contame todo lo que a vos te está pasando ahora…”.

La Negra, en efecto, había incluido la canción en los históricos recitales que dio en el teatro Ópera entre el 18 y el 28 de febrero de 1982 -regresada del exilio y aún con la dictadura militar en el poder- con arreglos y dirección musical de José Luis Castiñeira de Dios. Fueron once recitales a sala llena, y la canción nunca dejó de sonar. “Los conciertos funcionaron como una manifestación transversal de géneros y generaciones. Desde la paradoja del halo pacifista de una canción de un peronista prototípico de los setenta como Piero hasta la reconfiguración de ‘Como la cigarra’, un tema que María Elena Walsh había editado en 1973, inspirada en una situación personal y que remitía a los artistas de variedades. En realidad, todo se resignificaba. Mercedes Sosa era interpretada por el deseo de la gente”, explica el periodista Mariano del Mazo.

Para no alejarse de esas dos canciones, frases como “sacar lo que se pueda afuera/para que adentro nazcan cosas nuevas” de “Soy pan, soy paz, soy más” impactaban en esos tiempos como una invitación al coraje. Un coraje ansiosamente anhelado por el público y encarnado en la música.

De esos conciertos quedó un disco doble, Mercedes Sosa en Argentina 1982, grabado en vivo por Gustavo Gauvry, que fue por mucho tiempo uno de los discos más vendidos en la historia argentina. “Soy pan, soy paz, soy más” fue uno de sus hits. “Los artistas que estaban en la Argentina, a los que habíamos invitado al ciclo de shows, temían sufrir represalias por compartir el escenario con Mercedes Sosa. Después de todo, la Mamá venía, cantaba y se iba. Ellos, en cambio, se quedaban”, recordaba Matus.

El mismo Piero, que fue perseguido y sufrió el exilio, contaría varias veces cómo el tema fue encontrando un rumbo que ya no le pertenecía. No era sino con La Negra que encontraba una familiaridad especial, de permanente reinvención. “Una vez en Tucumán con Mercedes cambiamos la mayor parte de la letra de ´Soy pan, soy paz, soy más´ para fraternizar con un público delirante que había hecho del tema una pertenencia, un amuleto contra los malos tiempos, un tesoro de la resistencia interior”, recordó Piero en una entrevista periodística.

¿Qué sería una música que no nos hiciera cantar, bailar ni llorar? Para Francis Wolff, en su libro ¿Por qué la música?, si hay música es en primer lugar por lo que nos provoca. “Y porque nos afecta. Literalmente, afecta a nuestros cuerpos. Metafóricamente, nos conmueve, afecta a nuestra mente”, escribe el filósofo.

Cuerpo, mente y emoción se conjugan en cualquier argentino al escuchar “Soy pan, soy paz, soy más”. Un pasado reciente que cosquillea en la sensibilidad regional. Allí está, en rigor, la versión escurridiza de Eva Ayllón en ritmo de landó, incorporando otra variante en el estribillo: “cuentame” en reemplazo de “contame”. Y la uruguaya Ana Prada expandiendo la canción en la interpretación latinoamericana moderna, en sintonía con la colombiana Marta Gómez. También la dupla de Nahuel Pennisi y Julia Zenko, que la cantaron hace unos años en televisión en uno de los tantos homenajes a Mercedes Sosa. Así también como se la apropiaron jóvenes talentos como Sofía Rei, porque si bien su melodía parece olvidada, dispersa en la melancolía, resurge de pronto con la potencia con la que la corearon miles y miles de personas como grito de rebeldía y renacimiento para dejar atrás los años del horror.