Máximo Kirchner volvió a criticar a Guzmán y defendió a CFK

El jefe de La Cámpora dijo que el ex ministro de Economía "los dejó tirados y ahí está Cristina poniendo la cara". Fue menos confrontativo con el Presidente.
viernes 08 de julio de 2022
J3VNU6LN2VELPIZ2A6T4TDMJCY
J3VNU6LN2VELPIZ2A6T4TDMJCY

Hacia el final de una semana de altísima preocupación para el oficialismo por la profundización de la crisis económica, en medio de rumores sobre nuevos movimientos en el Gabinete, el titular de La Cámpora, Máximo Kirchner, volvió a la carga contra el golpeado ex ministro de Economía, Martín Guzmán, que dejó su cargo intempestivamente después de meses de creciente presión de parte del espacio “duro” del Gobierno. Sin embargo, a la par, el presidente del PJ bonaerense bajó el nivel de agresividad contra la Casa Rosada: le reconoció a Alberto Fernández que no fue él quien “trajo” el FMI a la Argentina, ponderó algunas de sus políticas, y volvió a dirigir el grueso de la artillería a la oposición de Juntos por el Cambio.

El incipiente cambio discursivo, aunque sutil, se introduce luego de que Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa forzaron, en los últimos días, cierta aproximación. Trascendió que los tres se encontraron en secreto, el miércoles por la noche, para discutir el rumbo del país y del oficialismo hacia las elecciones. Antes, el Presidente y la vice habían hablado dos veces. La primera por teléfono, el domingo, para ponerse de acuerdo sobre el nombramiento de Silvina Batakis como reemplazo de Guzmán. Y el lunes, en persona, durante una comida nocturna, también muy reservada.

En la Casa Rosada y desde algunos sectores minoritarios del kirchnerismo vienen haciendo esfuerzos, en público y en privado, desde hace meses, para generar espacios de cierto nivel de convergencia entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que están embarcados en un enfrentamiento sin cuartel desde la derrota electoral del año pasado, que empezó a profundizarse durante el verano con la firma del acuerdo con el FMI.

Alberto Frenández y Cristina Kirchner están ensayando una tregua

El último intento de tregua se había visto frustrado hace tres semanas, inmediatamente después del primer acto que encabezaron en conjunto en meses, con la excusa del centenario de YPF, tras meses de marcada distancia. Ese encuentro, a pesar de las expectativas entre los moderados, desembocó en nuevos enfrentamientos, vía redes sociales y medios, y en la traumática eyección de uno de los principales alfiles de Alberto Fernández, el ahora ex titular de Producción, Matías Kulfas.

Sin embargo, esta semana, obligados por la crisis, se generó en el arco del Frente de Todos un mayor grado de ilusión sobre la posibilidad de un alto al fuego, a partir de las tres conversaciones que tuvieron las cabezas del Ejecutivo entre el domingo y el miércoles.

Dos ministros del ala albertista dijeron que esperan que esas charlas sirvan para mejorar los ánimos y que los líderes del peronismo empiecen a trabajar con “verdadera unidad” de cara a las elecciones del año que viene. Inclusive desde el kirchnerismo empezaron a ver que hay chances de que ambos planten “bandera blanca”, aunque con otro argumento: la piedad. “No les vamos a pegar en el piso”, dijo un triunfante funcionario del ala K esta semana.

Entre versiones contrapuestas, todas las miradas están puestas en la postura que adoptará en público Cristina Kirchner hoy, cuando hable desde El Calafate, su “lugar en el mundo”. Pero anoche su hijo empezó a dar señales de que el kirchnerismo se encamina a disminuir, por lo pronto, el nivel de agresividad. La muestra fue el tono de menor belicosidad que le imprimió al discurso en un acto que había convocado -sobre la hora- en Garín, Escobar, la misma localidad bonaerense de la que Alberto Fernández se había ausentado, literalmente sobre la hora, el martes.

En un estadio municipal repleto de banderas, ambientado con luces, música y los habituales golpes a los bombos de la militancia, el líder camporista volvió a atacar a Guzmán -dijo que “los dejó tirados” y ahora “Cristina tiene que volver a poner la cara”-; y le recomendó a los presentes que “si algo no los termine de convencer, creen un nuevo espacio”. Pero, por momentos, también puso paños fríos a las críticas.

Por un lado, volvió sobre el eje de la contraposición con “la derecha” que últimamente había dejado a un lado para enfocarse casi exclusivamente en la interna contra Alberto Fernández. Como otrora, nombró varias veces a Mauricio Macri; dedicó un tramo importante de su mensaje a recordar el endeudamiento con el FMI; y fustigó con fuerza e ironía contra el propio organismo, por las declaraciones más recientes de su directora, Kristalina Georgieva. Como publicó la agencia Reuters, el miércoles, antes de su reunión con Batakis la jefa del Fondo había dicho que “a veces son necesarias las acciones dolorosas para alcanzar los beneficios de estas acciones”, una idea que Kirchner encontró muy irritante, según dijo.

En la misma línea, apuntó largamente contra los medios de comunicación por “ocultar” y “relativizar” las acciones negativas de la anterior administración. Y les recordó a los militantes que “al Fondo no lo trajo ni el Presidente, ni la Vicepresidenta, sino Macri, que anda poniendo cara de yo no fui”. Como si fuera poco, también ponderó algunas políticas impulsadas por la tropa albertista. “Este gobierno que votó la militancia hizo el ATP y el IFE durante la pandemia”, rememoró.

El fulgor militante en el estadio se mostró menos efusivo que en anteriores presentaciones bonaerenses, donde incluso empezaban a escucharse silbidos contra Alberto Fernández. Y se celebró con volumen político moderado. Si bien estuvieron Cristina Álvarez Rodríguez y Leonardo Nardini -miembros del gabinete de Axel Kicillof-, y el ex intendente local Ariel Sujarchuk, -que pidió efusivamente cuidar la unidad para ganar en 2023-, no estuvo el grueso de los jefes comunales de la primera sección. “A Máximo le gustan los actos minimalistas”, justificó un dirigente camporista.

Sobre el final, un hecho que sus protagonistas consideraron poco relevante llamó la atención de los presentes. Antes de que terminara el discurso, los militantes del Movimiento Evita y Barrios de Pie, organizaciones afines a Alberto Fernández que últimamente se enfrentan abiertamente con La Cámpora, se retiraron inesperadamente, vaciando la parte trasera del estadio. Ante una consulta  sobre los motivos, referentes de ambos espacios negaron que esto hubiera ocurrido, y aseguraron que, en caso de que “algunos compañeros” hubieran dejado el lugar, “no se debió a ruidos políticos”. Incluso, algunos dirigentes sociales señalaron que estaban satisfechos con el discurso del presidente del PJ bonaerense, a pesar de que pasaron sólo dos semanas desde la fuerte escalada en los cruces a partir del malestar que provocaron las declaraciones de Cristina Kirchner en Avellaneda.

Los campamentos oficialistas buscan acercar posiciones en medio de la sacudida económica y parecen estar encaminados en los esfuerzos por evitar que el Frente de Todos termine de romperse. Aunque, teniendo en cuenta el pasado reciente de las relaciones al interior de la coalición de gobierno, nada indica aún que estén firmes los cimientos de la reconstrucción. Por ahora, todos esperan una nueva definición de Cristina Kirchner tras los diálogos con el primer mandatario y Massa. Una merma en las críticas, que se exacerbaron al máximo en las últimas semanas, sería considerada una noticia alentadora para todos aquellos que bregan desde las PASO por evitar que el oficialismo se quiebre y permita, como consecuencia, un triunfo cómodo a Juntos por el Cambio en los próximos comicios.

Fuente: Infobae

CFK reaparecerá en El Calafate: ¿Habrá tregua política?