Los efectos por COVID permanecen en la glándula tiroides

Investigadores de la Universidad de Milán descubrieron que la enfermedad del coronavirus afecta la función tiroidea a través de una variedad de mecanismos.
lunes 04 de julio de 2022
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Los efectos de la infección por COVID-19 en la glándula tiroides pueden permanecer incluso después de un año, según un estudio científico reciente.

Según la investigación encabezada por la doctora Ilaria Muller y completada por sus colegas de la Universidad de Milán, en Italia, la enfermedad grave por COVID-19 afecta la función tiroidea a través de una variedad de mecanismos. Los científicos siguieron a las personas con disfunción tiroidea asociada con la enfermedad de COVID-19 durante un año para caracterizar mejor dicha afectación glandular y seguir su progresión a lo largo del tiempo.

“Durante la enfermedad de COVID-19 de moderada a grave, la aparición de tiroiditis (inflamación de la glándula tiroides) juega un papel importante en la disfunción tiroidea, además de otros mecanismos bien conocidos que actúan principalmente en el eje hipotálamo-hipófisis-tiroides. El desequilibrio hormonal suele ser leve, pero aumenta en los casos graves de COVID-19″, explica el estudio fue presentado durante el reciente 24º Congreso Europeo de Endocrinología en Milán.

La función tiroidea es crucial para el metabolismo, el crecimiento y el desarrollo del cuerpo humano. Al liberar continuamente una cantidad estable de hormonas tiroideas en el torrente sanguíneo, ayuda a regular numerosas funciones corporales. La glándula tiroides genera hormonas adicionales cuando el cuerpo necesita más energía en situaciones particulares, como cuando está creciendo, tiene frío o está embarazada.

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“Saber que las hormonas tiroideas se correlacionan con la gravedad de la enfermedad es importante, y se debe tener en cuenta el hecho de que la glándula tiroides parece estar directamente involucrada en la infección viral por SARS-CoV-2. Esto se suma a otros mecanismos bien conocidos que actúan principalmente sobre el eje hipotálamo-hipófisis-tiroides”, dijo Muller.

El estudio examinó a más de 100 pacientes ingresados en el hospital con COVID-19 grave, analizando su hormona estimulante de la tiroides (TSH) y otros indicadores. La tiroiditis ocurrió con frecuencia en la población de pacientes con COVID-19 y la función tiroidea, así como los indicadores inflamatorios, volvieron a la normalidad en casi todos los casos poco después del final de su enfermedad por COVID-19, dijeron los investigadores. Sin embargo, después de 12 meses, las regiones de tiroiditis permanecieron visibles en la ecografía tiroidea en la mitad de los individuos, incluso si se redujeron en tamaño. La captación tiroidea de tecnecio o yodo, un indicador de la función tiroidea, todavía estaba reducida en cuatro de cada seis personas a los nueve meses, aunque en su mayoría se había recuperado después de 12 meses.

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Como conclusión final, los expertos afirmaron: “La disfunción tiroidea durante la enfermedad de Covid-19 de moderada a grave es leve y transitoria, y las hormonas tiroideas se correlacionan con la gravedad de la enfermedad. Las áreas de tiroiditis en la ecografía ocurren con frecuencia y pueden persistir después de un año, incluso si se reducen en tamaño. Se desconocen las consecuencias a largo plazo. La asociación de áreas de tiroiditis con TSH baja y concentraciones séricas altas de FT4 e IL-6 respalda la hipótesis de la participación directa de la glándula tiroides en la infección por SARS-CoV-2″.

Las consecuencias clínicas a largo plazo, si es que las hay, se desconocen, según los investigadores. En la Argentina, existen más de dos millones de personas que sufren alguno de los trastornos más habituales de esta glándula y se postula que la mitad de ellos lo desconoce.

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¿Cómo puede enfermarse la glándula tiroides?

“Las enfermedades que puede presentar esta glándula, podemos dividirlas en las alteraciones estructurales y las alteraciones funcionales. Las estructurales son aquellas en las que se ve modificada la forma por nódulos o el tamaño denominado bocio, así como puede sufrir enfermedades neoplásicas, pero sin lugar a duda las alteraciones más frecuentes son las que alteran su función que puede ser de manera transitoria o permanente. Si se secretan demasiadas hormonas tiroideas, las células del cuerpo funcionan más rápido de lo normal (hipertiroidismo) y si se producen muy pocas hormonas tiroideas (hipotiroidismo), las células y los órganos de su cuerpo se enlentecen”, explicó a Infobae la doctora Virginia Busnelli, (MN 110.351), médica especialista en nutrición y directora del Centro de Endocrinología y Nutrición CRENYF.

En tanto la médica endocrinóloga María Alejandra Rodríguez Zía (MN 70.787) detalló que “el hipotiroidismo es la disminución de la función de la tiroides, o sea que las hormonas tioideas -llamadas T3 y T4-, son producidas en menor cantidad, o no actúan correctamente”. Mientras que el hipertiroidismo es “una función exagerada de la glándula tiroidea que produce T3 y T4 de más y por eso llega a cada célula mucha energía que lleva a que todo el organismo se acelere”.

“Los síntomas del hipotiroidismo son cansancio, sueño y dificultad de levantarse, constipación, aumento de peso o mayor dificultad para adelgazar -describió Rodríguez Zía-. Más adelante el cuadro llega a manifestarse con piel gruesa y seca, uñas y el pelo débil y quebradizo, en las mujeres en las que el ciclo menstrual muchas veces se altera. En los dos sexos baja mucho la libido, y el cansancio se asocia a la falta de deseo para no tener relaciones sexuales”.

La especialista destacó que para ambas patologías, existe tratamiento eficaz que con diagnóstico, estudios y controles oportunos, los pacientes recuperarían su vida normal.

Fuente: Infobae