El misterio de las rocas movedizas en el Valle de la Muerte

El Valle de la Muerte es uno de los lugares más misteriosos del planeta, donde ocurre un extraño fenómeno: las piedras caminan solas hasta 60 metros al día.
miércoles 22 de junio de 2022
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Sabemos que no es lo más apetecible del planeta visitar un lugar llamado el Valle de la Muerte. Pero su nombre cobra todo el sentido del mundo sin darnos excesivo miedo, aunque sí teniendo mucho cuidado.

Lo llaman así por ser uno de los lugares más calurosos de toda Norteamérica y tiene el récord mundial de la temperatura más alta jamás registrada en todo el planeta: 58,1 grados centígrados. Y de ahí… su nombre, porque quedarse sin gasolina en este lugar en pleno desierto de Mojave (ocupa una gran porción de California sur y otras más pequeñas de California Norte, suroeste de Utah, sur de Nevada y noroeste de Arizona) puede costarte la vida debido a sus altísimas temperaturas.

Pero, sin duda, una de las cosas más curiosas de este lugar no es su altísima temperatura, ni si quiera sus vastos campos áridos dignos de la mejor película del oeste: es el misterio que lleva años sorprendiendo a los científicos de todo el planeta.

El misterio de las “piedras viajeras”

El lugar más caluroso… y el más misterioso del planeta, porque desde hace años se investiga el misterioso fenómeno de sus piedras, que caminan y viajan solas. Como no… ha habido cientos de teorías especulativas: algunos dicen que se mueven por vientos huracanados, terremotos o el magnetismo de la tierra, pero tiene explicación científica.

Un estudio publicado por la revista científica y académica PLOS ONE, basado en un estudio de varios científicos dieron con la clave de este “misterioso” movimiento de las piedras. Explican que todo se inicia cuando la lluvia produce una capa de agua sobre el terreno seco, formando una especie de lago superficial en el que se posan las piedras.

Al caer la noche el agua entra en un punto de congelación, formándose una delgada capa de hielo que, según explican, tiene un grosor de entre 3 y 6 milímetros en la que quedan atrapadas las bases de las rocas.

Al salir el sol, el propio hielo formado por la noche empieza a derretirse y fracturarse y, como consecuencia, se empiezan a formar enormes placas de hielo, que son las que hacen que ocurra este fenómeno gracias a los vientos de la zona. Al derretirse el hielo, se vuelve más resbaladizo y las rocas empiezan a moverse a una velocidad de entre 2 y 5 metros por minuto formando sus famosos surcos en la tierra.

La trayectoria que siguen estas piedras depende de la velocidad y la dirección del viento y del agua, y es precisamente por eso que se encuentran surcos de todo tipo y en todas las direcciones posibles. De hecho, en la investigación se llegó a comprobar una piedra que viajó más de 60 metros sin detenerse, a causa de unas condiciones muy concretas para que esto sucediera.

Aunque ser testigo de este fenómeno es raro, pues las piedras deben cumplir muchas condiciones para que, finalmente, puedan ser desplazadas por el viento.

Fuente: Viajar