Finde XL con estrenos en salas y plataformas, cuáles son

Con Chris “Thor” Hemsworth en un rol distinto, se estrenó un film del director de “Top Gun: Maverick”. Además, llegó a la pantalla la argentina “La ira de Dios”
viernes 17 de junio de 2022
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La ira de Dios ??

Si en la reciente Ecos de un crimen Diego Peretti interpretaba a un escritor inestable, en La ira de Dios -estreno de Netflix con gran campaña de marketing-, vuelve a ser un autor de éxito, inquietante y con problemas. La producción lo muestra alejado de los roles (su personaje de la serie El Reino también podría sumarse) en comedias que aprovechaban su vena cómica.

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Basada en la novela de Guillermo Martínez, La muerte lenta de Luciana B., esta película de Sebastián Schindel tiene a Peretti en el rol de Kloster, un autor best seller que parece tenerlo todo. Linda casa, linda familia, linda carrera y linda asistente (Luciana, interpretada por Macarena Achaga) a la que le dicta sus ocurrencias.

Cuando el deseo meta la cola y las cosas se compliquen entre ellos, se iniciará una sucesión de muertes terribles en el entorno de la chica, cuyas consecuencias conocemos de antemano: en el prólogo, durante la presentación del nuevo libro de Kloster, un periodista (Juan Minujín), le anuncia que Luciana quiere verlo. Minutos después, desde uno de los palcos de la librería Ateneo, y fuera de campo, un cuerpo cae al vacío.

Con una producción impecable (edición, arte, fotografía), La ira de Dios revela pronto problemas narrativos. Así, vemos situaciones graves que se acumulan unas encima de otras, sin demasiado desarrollo que permita involucrar al espectador en lo que está pasando. El interés se resiente, en consecuencia, con muchos personajes y muchas cosas que pasan a la vez, en su mayoría predecibles.

Mientras la introducción prometedora queda lejos de las expectativas. Como thriller psicológico, hay un componente de intriga que debería atrapar pero que, en ese camino, se debilita. Si el escritor famoso e insondable es una figura en alza para el thriller vernáculo, La ira de Dios no termina de convencer sobre ese atractivo.

Lightyear ???

El estreno de este spinoff de la saga Toy Story trajo buenas noticias. La decisión de estrenar un film de Pixar en cines, antes que en plataformas (Soul, Luca y Red fueron al streaming), le abrió las puertas a las vacaciones de invierno. Así, pudimos disfrutar de un lógico homenaje a la altura de un personaje querido por varias generaciones de la audiencia global. La pospandemia dio la posibilidad de convertir este hecho en el gran evento que sin duda es.

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Incluso la polémica por la censura de la película en diversos países, a causa la relación lésbica entre dos personajes (la capitana Hawthorne, en la voz de Uzo Aduba, está en pareja con otra mujer, con la que forma una familia), puede servir para dejar en evidencia esos anacronismos entre distintos mundos que parecen transcurrir en épocas distintas.

Acaso algo caprichosa en la trama general, o respondiendo a decisiones de corrección política antes que funcionales a la historia, esa inclusión funciona con absoluta y lógica naturalidad en la historia. La “polémica” también sirvió para hacer pública una interna entre Pixar y su casa madre, Disney, en torno al tratamiento de la sexualidad diversa.

Lightyear es la película que vio un niño llamado Andy en 1995, se informa en el comienzo. Un niño que salió de la sala pidiendo que le compraran el muñeco, y ya sabemos cómo siguió la historia. Es así como los niños de hoy querrán al del “nuevo” Buzz y el de su mascota, el simpático gato robótico Sox. Esa breve introducción es una puerta de entrada, el regreso a uno de los universos más entrañables que ha logrado construir el cine de animación, y Lightyear es depositaria de esa carga emotiva.

Como corresponde, entonces, de Buzz es una película de aventuras en el espacio, que comienza con la guardia que Buzz lidera a puro entusiasmo individualista. Tras un accidente que los deja varados en un planeta, a merced de unas lianas gigantes bastante insistentes, Buzz se lanza al vuelo, para atravesar la ultravelocidad que les permitirá volver a casa. Fracasa, y cuando vuelve descubre que, en lugar de unas horas, para los demás pasaron varios años.

En esas idas y vueltas con distorsión temporal se estructura la aventura, según el guión escrito por Jason Headley y Angus McLane, el director. Un marco que acompaña la necesidad de tomarse un tiempo para mirar a los demás, de incorporar la idea de paciencia para el unilateral Lightyear, que contará con la compañía de Sox, el gato robot, y de un trío de novatos con ganas.

Sí, la trama guiña el ojo a varios films de su género, la ciencia ficción. Y no, no es una de las obras maestras que hicieron de Pixar la gran fábrica de historias creativas, originales y sorprendentes que es. Pero la menor capacidad de sorpresa tampoco implica, de ninguna manera, un resultado mediocre.

Lightyear es entretenida, inteligente y, como siempre, humana. No alcanza esos picos de emoción e inspiración de films como Toy Story (uno, tres o la que quieran), Ratatouille, Up, Monsters Inc. o Los Increíbles. Acaso porque es un film más acotado, de aventuras espaciales. El que vio un niño llamado Andy, en 1995.

La cabeza de la araña ???

Después de la exitosa Top Gun: Maverick, el director Joseph Kosinski filmó esta extraña y entretenida película de ciencia ficción que se estrenó en plataformas. Basada en un relato breve de George Saunders, que imagina un futuro distópico, La cabeza de la araña refiere al centro de experimentos/cárcel donde se prueban drogas de diseño en humanos.

Si es una prisión, es una soñada, con muebles de autor, comida orgánica y fantásticas vistas a la naturaleza. El gigantesco búnker de un millonario (Chris Hemsworth, felizmente fuera de su zona de confort) que disfruta observando la reacción de sus conejillos de indias. Uno de ellos es Jeff (el atractivo Miles Teller, otra vez a las órdenes de Kosinski como en Top Gun), que carga una mochila pesada, como autor de un accidente trágico, y convive con los otros internos. Como se sabrá, varios con condenas pesadas.

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¿Son voluntarios?, ¿ahí están mejor que en otro lugar, a pesar de los experimentos? Son preguntas que se irán develando, o no, entre sesiones de prueba. Que con frecuencia terminan con los pacientes/presos teniendo sexo: no hay forma de saber hacia dónde puede llevarlos el efecto de la droga probada.

Entre la crítica (no demasiado sutil) a la manipulación de la industria farmacéutica y la comedia negra, La cabeza de la araña entretiene, despierta curiosidad e intriga. Aunque el misterio sembrado al inicio coseche resultados más prosaicos de los imaginables.

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Fuente: TN