El “pánico satánico” de Stranger Things fue real

La trama de Eddie y el Hellfire Club tiene muchas conexiones con truculentos acontecimientos que atemorizaron a todos, sucedidos hace más de treinta años
lunes 13 de junio de 2022
hellfire-club-2___yLn0I6Upq_1256x620__1
hellfire-club-2___yLn0I6Upq_1256x620__1

El primer episodio de Stranger Things 4, la serie furor en Netflix, da cuenta de que uno de los temas de la nueva trama es el pánico satánico. Y se puede afirmar, casi casi sin dudas, que la parte de la historia que tiene que ver con esto se destaca por sobre el resto.

La excusa para hablar del asunto, los representantes de aquella curiosa época, son el Hellfire Club (un grupo de jóvenes que se juntan a jugar al Calabozos y Dragones) y específicamente Eddie Munson, el excéntrico líder de esta organización “nerd” (como la llama la hermana de Lucas).

El dilema por el ocultismo elige Hawkins, el pueblo ¿maldito? en donde los niños se comportan como adultos y los adultos, las pocas veces que aparecen, como niños o villanos sin compasión.

  Dustin y Mike, miembros del ficticio Hellfire Club.
  Dustin y Mike, miembros del ficticio Hellfire Club.

Como vimos durante toda la serie, los conflictos tienen que ver con la columna vertebral del producto es nada más ni nada menos que Calabozos y Dragones ​(Dungeons and Dragons), el famoso juego de mesa inspirado en la Era Medieval con condimentos religiosos del cual “emergen”, por ejemplo, el Demogorgon y Vecna.

El Hellfire Club en la mira

“El diablo ha venido a Estados Unidos. Los estudios han relacionado el comportamiento violento con el juego diciendo que promueve la adoración satánica, el sacrificio ritual, la sodomía, el suicidio e incluso el asesinato”, lee en voz alta y sarcásticamente el eterno repetidor Eddie en el comedor del colegio al que van los protagonistas.

el-informe-de-newsweek-que___scmURSCeQ_720x0__1
  El informe de Newsweek que lee Eddie sobre el temor por Calabozos y Dragones

Los integrantes del Hellfire Club, entre los cuales se encuentran los conocidos Lucas, Dustin y Mike, se ríen de lo que se dice en los diarios de quienes juegan al Calabozos y Dragones.

Lo que comienza como una cita burlona de parte de Eddie irá, a lo largo de la trama -alerta spoiler-, convirtiéndose en uno de los ejes centrales del conflicto.

Así será la primera entrevista de Amber Heard tras el fallo

Cuando empieza a haber extraños asesinatos en el colegio de Hawkins, a estos “nerds”, a quienes varios ya tenían de punto desde antes, se les suma que el alumno más popular de la escuela cree que ellos son los culpables de todas las “cosas raras” que están sucediendo. Los ve como seres capaces de mediar con el Diablo y señala a Eddie como líder del supuesto culto.

  Eddie, el líder del grupo de niños que juegan al Calabozos y Dragones en Stranger Things.
Hacia el final, este personaje se planta ante un grupo multitudinario de padres y acusa que el Hellfire Club tienen conexiones satánicas y enfatiza en que alguien debe frenarlos. Como era de esperar, los adultos, que a excepción de Hopper, Joyce y Murray nunca hacen nada bien, le creen sin dudarlo y lo siguen.

Empieza, entonces, la guerra adultos versus niños.

El pánico satánico

Antes de enfocarnos en este espectacular conflicto hay que entender qué cosas influenciaron lentamente a ciertos sectores conservadores estadounidenses para que en 1986, año en que se desarrolla la nueva trama de Stranger Things, estallara todo por los aires y se las agarraran con Calabozos y Dragones y sus fans.

Este fenómeno, que no es otra cosa que un pánico moral, tuvo que ver con el miedo a los abusos rituales organizados y con los miles de casos denunciados en esa época relacionados a ellos. Si bien siempre estuvo latente, cobró fuerza en 1980 con la publicación de un libro titulado “Michelle Remembers”.

  Portada de una edición del polémico "Michelle Remembers".
  Portada de una edición del polémico "Michelle Remembers".

En “Michelle Remembers”, el psiquiatra canadiense Lawrence Pazder y su paciente Michelle Smith escriben sobre la terapia de memoria recuperada para hacer afirmaciones sobre el abuso ritual satánico infantil. Dicho de otro modo: afirman que el abuso infantil está relacionado con rituales satánicos. Vale aclarar que el libro fue desacreditado por profesionales.

El boom de esta publicación hizo que aparecieran muchísimas denuncias relacionadas a casos de abusos físicos y sexuales de personas en el contexto de rituales ocultos o satánicos. Algunas llegaron a ser muy extremas: se acusó de canibalismo, asesinato de niños, torturas y orgías incestuosas.

El desesperante fervor retrotrajo muchas de las características de los miedos morales históricos y las teorías de conspiración principalmente relacionadas a la persecución de los cristianos y judíos a lo largo de los siglos.

  Michelle Smith y Lawrence Pazder.
  Michelle Smith y Lawrence Pazder.

Calabozos y Dragones no daba el brazo a torcer ante los padres, la Iglesia y los medios. Gary Gygax y Dave Arneso, los creadores del juego, desmentían sus intenciones ocultistas, pero sin embargo aprovechaban la polémica.

Tablero provocador

Calabozos y Dragones siempre se codeó con elementos del cristianismo. Todo aquello que tanto atemorizaba a la gente en los ochenta era representado en Calabozos y Dragones con el objetivo de que los niños se divirtieran. De hecho, los seres que aparecen en el Manual de monstruos del juego se basaron en demonios realmente representados en fuentes cristianas medievales.

Los diarios hacían referencia a supuestos delitos cometidos en extraños rituales.
Los diarios hacían referencia a supuestos delitos cometidos en extraños rituales.

En este contexto, Calabozos y Dragones se hace famoso casi al mismo tiempo que el mencionado libro del psiquiatra canadiense, cuando en 1979 desaparece James Dallas Egbert III, un estudiante de la Universidad Estatal de Michigan de 16 años que se creía que se había perdido en los túneles de vapor debajo de un campus mientras jugaba al juego.

Los argumentos que tenían los opinólogos eran iguales a los de los incrédulos de Stranger Things: el juego se había vuelto demasiado real en su cabeza. Obviamente, lo del túnel de vapor era mentira y el niño estaba vivo, lo que no quitó que el concepto de "desaparición en el túnel de vapor" quedara instalado como leyenda urbana.

Mientras Calabozos y Dragones era cuestionado por medio Estados Unidos, la revista oficial del juego se aprovechaba de la situación para adquirir notoriedad. En la edición del mes en que desapareció el estudiante, Calabozos y Dragones se preguntó si había sido Satanás quien lo había secuestrado…

Adultos versus niños

Cuando uno no entiende lo que está pasando intenta buscar explicaciones hasta donde no las hay y, si no las encuentra, las crea.

Tanto en Stranger Things como en Estados Unidos en los ochenta, los detractores del Calabozos y Dragones creían que los niños estaban sirviendo a fuerzas siniestras sin darse cuenta.

Así como en la serie la guerra entre grandes y chicos parece comenzar tras la muerte de un alumno, en la vida real empieza en Heber City, Utah. En 1980, los apuntados por un grupo de padres como los de Stranger Things eran los jóvenes miembros de un grupo muy parecido al Hellfire Club.

Quedó habilitada la semipeatonal de Laprida al 200

Mientras tanto, los libros del juego no cesaban de meter cizaña. En la edición llamada “Deities and Demigods” se decía que "servir a una deidad es una parte importante de Calabozos y Dragones, y que todos los personajes jugadores deberían tener un dios patrón".

  Un informe similar al que lee Eddie en Stranger Things.
  Un informe similar al que lee Eddie en Stranger Things.

El caos era total: la iglesia Christian Life Ministries, en respuesta, se preguntaba por qué Calabozos y Dragones usaba términos cristianos tradicionales y de modo “descaradamente blasfemo”; un ministro evangélico comenzaba a recaudar dinero para comprar copias del juego y quemarlas; un presentador de TV ultrarreligioso citaba noticias de asesinatos, suicidios, cambios mentales de fantasía relacionados al juego.

Como si fuera poco, empezaron a haber noticias de fallecimientos aparentemente relacionados al Calabozos y Dragones. Newsweek narró en 1985 la historia de un adolescente que "quita sus carteles de Cheryl Ladd y los reemplaza con imágenes de demonios" antes de suicidarse.

Otro psiquiatra, Thomas Radecki, relataría en televisión cómo unos padres vieron a su hijo "convocar a un demonio de Calabozos y Dragones antes de suicidarse".

Los portavoces del juego se defendían diciendo que todo era una fantasía, pero aún así seguían teniendo la última palabra. Un memorando interno de 1982 señaló: “Parte de la fascinación del público con lo oculto es que puede haber algo en ello”.

Finalmente, para que no hubiera más problemas, los creadores de Calabozos y Dragones reemplazaron los términos del juego vinculados a lo religioso por nombres inventados.

Para saber en qué terminará este creciente conflicto en Stranger Things habrá que esperar al 1 de julio, cuando lleguen a Netflix los dos últimos episodios de la cuarta temporada.

Los padres embravecidos y los alumnos escépticos con lo fantástico serán un obstáculo para los aventureros protagonistas que bastante tienen para resolver.