Los pañales de tela volvieron: los usa Evaluna con Índigo

La pareja de músicos los mostraron al sol en las redes y despertaron interés. En la Argentina, hay cada vez más adeptos de esta versión, ecológica y económica
domingo 05 de junio de 2022
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El detalle que llamó la atención de los seguidores de Evaluna Montaner y Camilo, recientes padres de Índigo, en uno de los últimos posteos que hicieron con la beba, abre las puertas a un verdadero universo que comparten miles de familias: los pañales de tela.

Si bien la pareja de músicos no se refirió puntualmente al tema, los usuarios de las redes los identificaron en un video y celebraron esta acción. Se trata de un producto que se utilizaba hace décadas, fue reemplazado por los descartables, y en los últimos años, a raíz de una combinación de conciencia ambiental y económica, volvió al mercado, reversionado.

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Mitos y prejuicios sobre los pañales de tela: por qué creció el uso en los últimos años

No son para nada nuevos, por lo menos en el nombre, para más de uno. Pocas décadas atrás, la única opción para las familias con bebés era usar pañales de tela. Tiempo después, aparecieron los descartables y prácticamente desterraron por completo a cualquier competidor.

Sin embargo, en los últimos años no solo volvieron al mercado estas alternativas reutilizables, sino que abrieron un universo que cada día crece más. Y, según constatan fuentes de primera mano, nada tienen que ver con aquellas antiguas versiones originales.

Leticia López, de 42 años, da fe de eso. Tiene dos hijas: Nube, de casi 4 años, y Sol, de 10 meses. Durante el primer embarazo, al indagar en busca de opciones más amigables con el ambiente, dio con los pañales de tela y no los cambió más.

“Mi marido, que vivió en Estados Unidos, cuando empezamos a buscar un hijo, me comentó que allá había visto pañales biodegradables. Me llamó mucho la atención, busqué, pero acá no se conseguían”, contextualiza a TN. “Investigando un poco las opciones que había, dimos con los de tela”, cuenta.

En su momento era un producto cuya oferta en el país no abundaba. Por eso Leticia, que es de Buenos Aires, pero vive en Misiones desde hace unos 4 años, decidió comprar por Internet, en el exterior y los recibió su cuñada, que vivía en Miami y podía traerlos en la siguiente visita.

“Siempre quisimos ser lo más ecológicos posible, además de reducir el gasto que también implican los pañales descartables”, dice. Es que, de acuerdo con los especialistas, los pañales tardan hasta 500 años en biodegradarse.

Desde allí comenzó a asesorarse e investigar. “Mi sobrina me comentó que había grupos en Facebook”, recuerda. Desde entonces se unió a “Pañales de tela en Argentina”, del que hoy es moderadora.

Cómo funcionan los pañales de tela

Una de las diferencias que tanto Leticia como Loana Valenzuela, también madre usuaria de pañales de tela con Meuli, su hijo que actualmente tiene 6 años, remarcan, es que existen muchos sistemas.

En principio, puede describirse que más allá de los detalles de cada uno, todos comparten la composición básica: una tela absorbente, que va dentro del pañal, hecho de una tela que permite contener filtraciones, y se ajusta al bebé.

Según los testimonios, son mucho más modernos y fáciles de usar que los de antes. Vienen hechos en su mayoría con tela pul impermeable, hay con cierres en velcro o broches que facilitan el agarre y brindan mayor seguridad que los antiguos ganchos que llevaban los originales. Así, por ejemplo, existen muchos modelos “unitalle”, que pueden utilizarse desde el nacimiento hasta que los dejan.

“Otro tema por el que las personas empiezan a usar la tela es por la dermatitis del pañal (inflamación de la piel), porque los bebés no toleran los pañales descartables, les irrita la piel, apunta Valenzuela.

Los pañales suelen tener distintos diseños, al igual que los descartables.
Los pañales suelen tener distintos diseños, al igual que los descartables.

Por otra parte, la tela que hace de absorbente, puede ser de géneros muy variados y sintéticos, dado que no queda en contacto con la piel de los bebés. “Siempre va envuelto con tela de algodón y actúa como una esponja. Se puede usar cualquier tela de descarte que tengas, como toalla o microfibra”, detalla López.

Además, se lavan en lavarropas, lo que facilita la cuestión que suele generar prejuicios, al igual que la idea con respecto a los olores. “Yo lo que hago es desarmarlo, le saco los absorbentes y los separo en una palangana”, explica.

Ambas indican que, para lavarlos, siempre se hace una doble limpieza: en un primer paso se realiza un pre lavado o de “media carga” en el lavarropas, y luego uno completo. “Hay gente que prefiere lavar todo a mano, eso depende de cada uno, de su rutina y de la cantidad que tengan”, aporta Valenzuela.

En cuanto a su experiencia, este cambio a los pañales de tela creció en los últimos años. “Por dos variables: por una cuestión ecológica y también hay muchísimo de una cuestión económica”, consideran. “Hay personas que con 5 pañales de tela están bien, porque lavan uno, se seca y lo vuelven a usar. También se pueden comprar usados, desinfección de por medio, lo que reduce costos”, indican.

Cambio de hábitos: empezar por los pañales de tela

“Yo no tenía idea de que existían y era medio prejuiciosa al principio. En mi último tiempo de embarazo en 2016, en el curso preparto, ingresé a un grupo en redes sobre porteo ergonómico (sistema para que el adulto transporte al bebé de manera que respete su postura natural, sin perjudicarlo), y ahí vi que había mucha gente que utilizaba pañales de tela”, cuenta Valenzuela sobre su experiencia.

La mujer también es administradora actualmente del grupo de Facebook, que ya suma más de 29 mil integrantes. “Me gustó, me pareció que estaba muy bueno y los pañales súper interesantes. Pude ir a una feria en la que los vendían y vi cómo era todo”, relata. “Al principio usábamos descartables porque no me animaba del todo, con un bebé recién nacido y siendo primeriza. Pero alrededor de los 2 meses empezamos plenamente con los de tela”, dice.

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En su caso, el Meuli los dejó a los 4 años. “Hizo toda la salita de 3 con pañales y en la escuela no me hicieron ningún problema. Compré con abrojo, que es más sencillo, para mandarlo a la escuela y para cuando lo cambiaban las abuelas, por ejemplo, también”, recuerda.

Tanto en su caso como en el de Leticia, la utilización de los pañales de tela las llevó a replantearse otros hábitos, como los de gestión menstrual. “Empecé con los pañales para el nene y yo seguía con toallitas descartables. Ahí me pregunté, ¿qué hago? Entonces compré algunas”, dice Valenzuela. “Después empecé a hacerlas yo, a producir para amigas y terminé con un emprendimiento”, relata.