Por la inflación, han proliferado los "falsos yogures"

Con la crisis proliferan estas "bebidas lácteas" que, sin ser tampoco leches, se ofrecen a un precio más barato y con un cuestionado contenido nutricional.
domingo 29 de mayo de 2022
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En los grandes supermercados los colocan entre los yogures y las leches. Pero no son ninguna de las dos cosas. En una industria tan proclive a lanzar cada nuevo producto con campañas millonarias que los publicitan como revoluciones alimentarias, su presencia se gestó de forma silenciosa. Y con la crisis de los últimos años y la alta inflación, su presencia va en ascenso.

Las llaman "Bebidas Lácteas", se las puede ver con el rótulo de "Bebibles" ofreciendo distintos sabores, y son, más bien, un producto de muy baja calidad nutricional, amparado en un mercado concentrado donde los grandes jugadores imponen las reglas. Nadie o casi nadie las elige por voluntad. La primera razón de su venta es su bajo precio. La segunda, la confusión de las y los consumidores. Creen estar comprando un yogur. Pero están lejos de serlo.

Las "Bebidas Lácteas" se venden en sachets y tetrabricks de un litro y de 250 cc. Con una calculada semejanza, se las encuentra con sabor a vainilla, frutilla, banana y multivitaminas. En letras grandes dicen "Bebible", algunos se atreven a incluir la leyenda "nutrición reforzada", y su estética y sus colores son muy similares a los yogures.

Las marcas aprovechan la segmentación destinada a los sectores mas empobrecidos para vender los subproductos como el suero que antes se tiraba o se usaba para el consumo de animales, reconvertidos ahora para consumo humano”, alerta Soledad Barruti, autora de los libros Malcomidos y Mala Leche, que investigó durante años la industria láctea. La especialista enfatiza en el empeoramiento evidente que conlleva el producto: “es un deterioro real y un insulto a las familias que hacen con su dinero lo que pueden”.

Hay tres marcas principales de este producto, al menos en los super e hipermercados. La primera, la más cara (alrededor de 230 pesos) es La Serenísima. Le sigue en precio y exposición La Armonía, con un precio casi 40% menor, de 130 pesos. Y en último lugar, García, una marca que hasta el momento hacía punta con las ricottas y los quesos, y parece que la empujaron para que sea cola de ratón en este rubro. Su precio está unos pesos por debajo de La Armonía. Las tres marcas pertenecen a Mastellone Hermanos, la empresa que absorbe casi el 65% de lo que factura la industria láctea en las grandes cadenas.

Trampas al consumidor

La concentración de trampas al consumidor en el packaging del "Bebible" La Serenísima es altísima. En letras grandes entre el título y el dibujo de la frutilla, dice “Sin Azúcar Agregada”. Pero al lado de esa leyenda, un pequeño asterisco remite a un todavía mas pequeño letrero al dorso del sachet que dice «Contiene los azúcares propios de los ingredientes». ¿Cuáles son los ingredientes tan dulces? Quizás sea el jugo artificial de frutilla, que se puede identificar en cualquier cosa industrial que dice ser de frutilla pero que dista del sabor de una frutilla verdadera. ¿O quizás sean el aspartamo, acesulfame o sucralosa, edulcorantes declarados que, al parecer, no son agregados, sino que son propios del suero? Debajo de la frutilla, en letras también grandes y coloridas, se destacan todas las vitaminas agregadas.

El agregado de vitaminas a un producto no garantiza que el cuerpo las asimile. Sin embargo, la letra más chiquita del packaging, más pequeña incluso que Industria Argentina, es la del letrero que dice “No es sustituto de la leche”.

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