Un 26 de junio de 1884 se sancionaba en el Congreso de la Nación la ley que después, un 8 de julio de ese mismo año, bajo la presidencia de Julio A. Roca, se promulgó la Ley Nº 1.420 de Educación común, gratuita y obligatoria. Esta normativa fue la piedra basal del sistema educativo nacional. 

La discusión acerca de la Ley de la Educación fue uno de los debates más intensos en la historia argentina. Las divergencias fundamentales se centraron en la identificación común de la necesidad de una Ley de Educación, la gratuidad y obligatoriedad de la Escuela.

La Ley aprobada estableció la instrucción primaria obligatoria, gratuita y gradual. La obligatoriedad suponía la existencia de la Escuela Pública al alcance de todos los niños y niñas, medio para el acceso a un conjunto mínimo de conocimientos, también estipulados por Ley.

Además, se debatió en el Congreso de la Nación sobre la posibilidad de una escuela mixta y el control del Estado sobre la educación. Estas discusiones dividieron a la denominada “generación del ochenta”.

El objetivo de la nueva ley era claro: que la escuela esté al alcance de todos los niños y niñas y estos tuvieran derechos a ser educados. Además, los padres quedaban obligados a brindarles educación a sus hijos. Finalmente, constituyo la formación de docentes, el control de la educación y el financiamiento de las escuelas públicas quedó en manos del Estado.