Los indios Lules dejaron su huella en Yerba Buena
Los pueblos originarios habitaron el suelo de la Ciudad Jardín. Conocé el origen del nombre de Yerba Buena.
Quienes viven en Yerba Buena, la Ciudad Jardín de los tucumanos, muchas veces desconocen cómo surgió este poblado ubicado en los faldeos del cerro San Javier. Se ha hablado poco acerca de la historia de las tierras del pedemonte tucumano. Por este motivo es bueno recordar sus orígenes.
Este es el caso de “la Yerba Buena” que en sus tiempos primigenios tuvo la influencia de los indios Lules y los Tafíes. Beligerantes los primeros, agricultores los segundos, habitaron las zonas selváticas del oeste tucumano. A la conocida movilidad por ser cazadores de animales, recolectores de frutos y diestros como guerreros, se le añadiría un creciente sedentarismo por la práctica de cultivos en bañado, publicó el portal de noticias de Yerba Buena, El Mirador.
En el siglo XVI las poblaciones de los Lules habían sido reducidas y pacificadas. Este cambio ocurrió con las primeras mercedes de tierras otorgadas en 1592 con centro en las márgenes del río Ulumampa (Lules). Estas fracciones realizada en 1650 pasaron a manos de los padres de la Compañía de Jesús, que establecieron la conocida Estancia de San José del Monte de Lules.
Los padres jesuitas se expandieron por las tierras vecinas de San Pablo, San Javier, La Rinconada y El Siambón consolidando la colonización territorial a través de la implantación de Salas de Estancias, base de la economía agraria regional. Por aquella época, estrictamente en el territorio que hoy es Tucumán, sólo existía Ibatín, como centro urbano y un pequeño poblado espontáneo en La Toma, donde el camino real vadeaba el río Salí.
El origen del nombre Yerba Buena
En las viejas crónicas se denomina a esta zona “de la Yerba Buena”. Como topónimo, su uso se remonta a los inicios del siglo XVIII, cuando en numerosos documentos se designa porciones de tierra como “La Aguada de la Yerba Buena”, la “Estancia de Yerba Buena San Pablo” o “Yerba Buena”, para señalar los arriendos de tierras que los particulares realizaban con los Padres Jesuitas. Al parecer, desde la temprana época de la conquista se usaba este vocablo que procuraba señalar las excelentes condiciones de fertilidad de este suelo donde se podía lograr buena hierba para animales.
Fuente bibliográfica: “Yerba Buena; La Parroquia, un pueblo” – Capítulo 1