En el contexto de la rica diversidad religiosa que caracteriza a Argentina, la llegada del padre Chain Charbel a Tucumán desde el Líbano representa un hito significativo en la historia de la Iglesia Maronita en el país. Este sacerdote, que ha dedicado gran parte de su vida a la promoción de los valores del catolicismo, ha buscado ser un puente entre las tradiciones de Oriente y Occidente, uniendo a los fieles a través del entendimiento y la convivencia. 

La fluidez del padre Charbel en el idioma español, resultado de su intensa interacción con la comunidad local, ha facilitado la comunicación de los principios y doctrinas de su iglesia, que a menudo son percibidos como distantes por quienes no están familiarizados con ellas. Su labor ha sido fundamental para desmitificar la imagen de la Iglesia Maronita, acercando sus enseñanzas a un público más amplio y fomentando el diálogo interreligioso. 

Recientemente, el padre Charbel expresó su pesar por la pérdida del Papa Francisco, quien dejó una huella imborrable en la comunidad católica. En sus palabras, resaltó la dedicación del Papa a la causa del Evangelio, describiéndolo como un pastor que guió a la Iglesia universal con humildad y ternura hasta su último aliento. La emotividad de su mensaje refleja no solo el respeto hacia la figura del Papa, sino también el legado de esperanza y paz que dejó. "Su voz sigue resonando en nuestros corazones como la de un padre que no se cansa de señalar a Cristo," manifestó el padre Charbel a Los Primeros, invitando a la comunidad a continuar en el camino de la fe, tal como el Papa Francisco lo enseñó. 

"Con profunda emoción y recogimiento, me uno a ustedes para acoger la noticia de la partida del Papa Francisco, pastor de la Iglesia universal hasta su último aliento. Ha entregado su vida al Evangelio con humildad, coraje y ternura, acompañándonos con su palabra sencilla y su testimonio silencioso. Ayer, en el día de la Pascua, aún tuvimos la gracia de escuchar sus mensajes de paz, como si quisiera dejarnos una última semilla de esperanza. Su voz sigue resonando en nuestros corazones como la de un padre que no se cansa de señalar a Cristo. Demos gracias a Dios por su vida entregada. Recemos por su alma y sigamos caminando con fidelidad en el amor a la Iglesia, como él tanto nos enseñó. Con fe y con esperanza"

La historia de la Iglesia Maronita en Tucumán se remonta a 1871, cuando una familia local donó un terreno para la edificación de un templo que se ubica en la intersección de las calles Santiago y Junín, el cual ha sido testigo de innumerables momentos de congregación y espiritualidad. En 1916, el arzobispo Pablo Padilla contribuyó de manera significativa a la construcción de esta parroquia, consolidando así una comunidad que ha perdurado a lo largo de los años y que sigue activa en la actualidad. 

El legado del padre Chain Charbel, junto con la historia de la Iglesia Maronita, continúa siendo un ejemplo de cómo la fe puede servir como un puente entre culturas y tradiciones, fomentando una mayor comprensión y cohesión dentro de la diversidad religiosa de Argentina.