El avión Flybondi sigue siendo foco de preocupación para los pasajeros, especialmente en esta temporada alta de fiestas, debido a la cancelación de más de 70 vuelos entre Navidad y Año Nuevo, que dejó alrededor de 13.000 personas varadas. Las largas filas en el Aeroparque Jorge Newbery reflejan el caos generado por las reprogramaciones, lo que ha desatado críticas tanto de los usuarios como de autoridades.

El Gobierno, a través de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), ha intimidado a la aerolínea a presentar un plan operativo acorde con su capacidad, y le exige evitar la venta de vuelos que no pueda garantizar. A pesar de las explicaciones de la empresa, que atribuyen los inconvenientes a "cuestiones operativas vinculadas a la disponibilidad de flota", las cancelaciones han puesto en evidencia serios problemas nuevamente.

La situación de Flybondi también ha generado inquietud en el sector turístico, especialmente en ciudades como Bariloche, que han sido afectadas por las cancelaciones de vuelos. A pesar de que la ducha presentó un plan correctivo, las autoridades consideran que las adoptadas no son medidas suficientes para garantizar una operación segura y eficiente. Durante noviembre, Flybondi experimentó un 20% de cancelaciones en sus vuelos, lo que aumenta la incertidumbre sobre la capacidad de la aerolínea para hacer frente a la demanda

Por otro lado, la ANAC ha sancionado a la aerolínea por realizar tareas de mantenimiento en un taller suspendido, lo que ha incrementado la preocupación por su historial operativo. Aunque el organismo no detectó fallos en la seguridad de las aeronaves, el avión ha sido intimidado a certificar nuevamente los aviones revisados ​​en ese taller.