Otra vez la polémica, ¿qué hacemos con el celular en el aula?, ayer a través de una resolución, en la Ciudad de Buenos Aires se regulará el uso que los estudiantes de jardines de infantes y escuelas primarias y secundarias puedan hacer de sus teléfonos celulares en el aula para "mejorar la calidad de la enseñanza y proteger el desarrollo de chicos y adolescentes". La primera repercusión en Tucumán fue en Yerba Buena: en la escuela municipal de esa localidad los alumnos no podrán usar el dispositivo en clase desde el jueves que viene.

El objetivo de la medida porteña es estimular la concentración de los alumnos en las horas de clase y promover la socialización durante los recreos. Según las autoridades, los móviles provocan que los estudiantes se dispersen, estén ansiosos y se desconecten de la realidad.

Según las autoridades, hay un problema grave: los chicos no están aprendiendo. El celular es una máquina de distracción y muchas veces los profesores no puedan competir con los celulares, con los mensajes, con las apuestas o con los juegos on line. Aclararon, por otro lado, que la tecnología no queda desterrada de la escuela: se usarán otros recursos como tablets, computadoras y kits de robótica.

Muchos colegios de Buenos Aires en los últimos meses ya habían prohibido los celulares de las aulas. Algo que también ocurrió en nuestra provincia, aunque en menor medida. Las instituciones que decidieron implementarlo se basan en diferentes evidencias. Hay recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Sociedad Argentina de Pediatría sobre los riesgos que implica el uso excesivo de pantallas en el desarrollo de las habilidades cognitivas de los chicos más pequeños.

Por otro lado, el año pasado la Unesco elaboró un duro informe relacionando los celulares con la reducción de los resultados escolares. Además, explicaron que el uso de pantallas exacerbó problemas de autocontrol y estabilidad emocional entre los jóvenes, y aumentó los casos de ansiedad y depresión.

En julio, la Unidad de Evaluación Integral de la Calidad y Equidad Educativa (UEICEE) del Ministerio de Educación porteño hizo una encuesta a 2.605 docentes y 1.911 familias. Según el relevamiento, ocho de cada 10 docentes consideran que el celular dificulta la atención y participación de los estudiantes en clase.

Experiencias similares en otros países

La decisión de la Ciudad de Buenos Aires está basada estudios y experiencias de distintos países.

De acuerdo con el Ejecutivo porteño, en Francia, desde 2018, está prohibido por ley el uso de celulares en el ámbito educativo.

A su vez, en Estados Unidos, cada distrito establece su normativa: por ejemplo, en escuelas de Ohio y California, entre otras, prohibieron el uso de los teléfonos en clase.

También en Alemania se reguló el uso de celulares, ya que cada estado decide cómo tratar el tema. En Bavaria, a modo de ejemplo, se impuso una prohibición en las escuelas en 2018, pero luego la normativa se flexibilizó en 2022.

En Italia, en 2022, se implementó la prohibición de utilizar el teléfono celular en las escuelas primarias y secundarias durante las horas de clases.

Por otro lado, en China, los estudiantes pueden llevar sus teléfonos a la escuela para acceder al transporte público o para comprar comida, pero no deben usarlos durante clases.

Finalmente, en Noruega, el Estado interviene con un plan que busca promover el bienestar y la “desintoxicación” digital de los estudiantes minimizando el tiempo que pasan frente a las pantallas.

En tanto, la resolución del Gobierno porteño contempló las advertencias de la Sociedad Argentina de Pediatría sobre el riesgo que implica el uso excesivo de pantallas y medios electrónicos en el desarrollo de las habilidades cognitivas de los más chicos.

La no interacción con adultos para entender los estímulos que reciben, sumado a una excesiva exposición a las pantallas, puede provocar consecuencias en el desarrollo cognitivo y motriz, el aprendizaje y la memoria, y la salud en general, apuntaron.

Según un estudio realizado entre familias de estudiantes primarios y secundarios, los chicos utilizan dispositivos electrónicos entre 2 y 5 horas por día —un tiempo superior al recomendado—, y el 23,4% lo utiliza más de 5 horas. Además, el relevamiento indica que la totalidad de los adolescentes mayores a 14 años lleva el celular todos los días a la escuela.

En relación a lo anterior, la titular de la cartera de Educación porteña, Mercedes Miguel explicó: "Regular no es prohibir. Queremos un entorno educativo donde la tecnología sea una herramienta útil y no una distracción".

Y continuó: "Esto es parte de nuestro plan estratégico Buenos Aires Aprende. Tenemos muchísima evidencia que indica que esta decisión es acertada. Argentina es pionera, número uno según datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, de estudiantes que reconocen distraerse en matemáticas por el uso del celular. Y cinco de cada 10 jóvenes de nuestro país dicen que les genera mucha ansiedad cuando no tienen su celular cerca".

Según una encuesta realizada por la Unidad de Evaluación Integral de la Calidad y Equidad Educativa (UEICEE) del Ministerio de Educación, más de 8 de cada 10 docentes de nivel secundario consideran que el uso de celulares en clase dificulta la atención y participación de los estudiantes. Además, 7 de cada 10 familias y 8 de cada 10 docentes sostienen que el uso de celulares tiene consecuencias negativas en el bienestar de los estudiantes.